He de reconocer que la vida de Adèle me ha gustado, me ha entretenido durante 3 horas y que incluso, me ha emocionado en algunos momentos. Sin embargo, desde mi punto de vista, no deja de ser un suave drama amoroso interclasista que bebe de las fuentes de Pigmalión y que adereza las crudezas setenteras de Fassbinder con el almíbar progre del "tolerante pero no tanto" siglo XXI. De la misma manera que el Franz (R.W.Fassbinder) de La Ley del Más Fuerte (Faustrecht der Freiheit - Fassbinder 1975 -) pertenece al lumpen, la Adèle de la peli forma parte de una familia de la clase trabajadora (no tan duro). A Franz le toca la lotería y Adèle tiene la suerte de ser joven, guapa, curiosa y sin complejos. Es verdad que Eugen y su familia manipulan y utilizan a Franz mientras que Lea está verdaderamente enamorada de Adèle (no tan crudo) pero ambos anteponen a la relación formas propias de un segmento social (empresarial o intelectual) superior. (El contrapunto entre las dos cenas familiares es admirable). Finalmente, los dos finales son dispares: extra duro el de Franz y mucho más light el de Adèle pero, como decía al principio, a pesar de ser una película muy recomendable, llena de belleza y sensibilidad, para mí no deja de ser una versión comercial de un retrato de cómo se imponen las diferencias de clase en la relación entre las personas. ¡¡¡Ah!!!, creo que todos aquellos que sólo hablan de las escenas de sexo y de lo osado de las imágenes no tienen ni idea de lo que dice la película y que le hacen un mal favor a quienes irán al cine pensando en un porno ya que por cuatro minutos mal contados, deberán chupar 3 horas .... de buen cine, eso sí.