Con la película de espías Gorrión Rojo me he encontrado con un cruce entre Nikita y Atómica, pero sin llegar a la calidad de ambas. Es más me he aburrido como una ostra, la falta de ritmo o acción es evidente y solo aparecen con cuentagotas en contados momentos en las 2 horas largas que dura (hay que echarle valor).
La historia nos cuenta la historia de Dominika Egorova, una bailarina que ve truncada su carrera tras sufrir una grave rotura en una de sus piernas. A partir de aquí es reclutada por un tío suyo para adiestrarla y convertirla en un “gorrión”, agente entrenado para el servicio de seguridad ruso
Estos agentes son intensamente entrenados en el arte de la seducción y tienen que vender su cuerpo en pos de la patria y del mundo del espionaje ruso. Nos encontraremos con varias escenas recargadas de un erotismo “sucio” que no conseguirán subir la temperatura corporal del espectador, aunque tampoco creo que lo pretenda.
Prácticamente casi la totalidad de la acción se centra en las escenas de tortura y sufrimiento físico.
Con lo cual queda una trama bastante plana y que no llega a entusiasmar en ningún momento.
El filme se antoja un trhiller de espionaje con claras evidencias a la nombrada Atómica pero con menos empuje que la cinta de David Leitch.