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antonalva rating:
6
Comedy On the night of 2nd March 1953,a man is dying. The man is Joseph Stalin, dictator, tyrant, butcher as well a Secretary General of USSR. He is about to kick the bucket and if you play your cards right, his job is yours for the taking. Based on a true story, 'The Death of Stalin' is a satire about the days before the funerals of the Nation’s Father. Two days of fierce infighting for the supreme power, where manipulation, lust, betrayal will be the weapons. [+]
Language of the review:
  • es
March 12, 2018
10 of 19 users found this review helpful
El humor negro británico se asemeja bastante, en mi opinión, al humor ácrata y deslenguado de los españoles: no dejar títere con cabeza al reírse, sin contemplaciones ni miramientos, de todo y de todos sin importar su cuna, rango o relevancia. No es plato de gusto para todas las sensibilidades, pero ayuda a mofarse de nuestra propia sombra, desvelar y denunciar los turbios e incongruentes tejemanejes de instituciones y celebridades, sin frenarse ante nomenclaturas ni jerarquías; es decir, nos ayuda a mortificar con ácidos dardos a nuestros semejantes, tanto más feroces cuanto más relevantes, rimbombantes o intocables sean su alcurnia o escalafón. Quizás por ello he disfrutado con esta propuesta sobre las conspiraciones, sablazos e intrigas que se ponen en pie – o pudieron ponerse en pie – tras la muerte del dictador Josef Stalin en marzo de 1953 y que acabó con la carrera de muchos, con la vida del genocida policía político Lavrenti Beria (el omnipotente jefazo de lo que acabaría siendo la KGB soviética) y con el encumbramiento de Nikita Khrushchev, tras un golpe de estado palaciego que descabezó lo que había sido el tozudo régimen de terror del irremplazable líder finado.

Estamos ante una película de ficción – que no un documental – sobre algunos de los gerifaltes más señeros y condecorados de la provecta dictadura comunista que anegó a sus indefensos súbditos en un torbellino de terror, sangre y masacres. Más de treinta años de un tenaz yugo (todo para el pueblo pero sin el pueblo o, más bien, todo en exclusiva para El Partido y sus mandatarios) que encontró en la vengativa, machacona y desconfiada cabecilla de Stalin la encarnación tiránica – y titánica – del despotismo de masas (si bien menguantes…). Pero haríamos mal en entender esta farsa irónica y mordaz como una mera crítica al comunismo de aquel entonces, sino que, más bien, es una burla de cualquier oligarquía política dominante cuyo principal y único objetivo es alcanzar el poder personal y omnímodo a toda costa y borrar de la faz de la tierra a todos los contrincantes, opositores y disidentes, ya sea por la coacción, delación, conjura, tortura o eliminación total. Pensemos en nuestros propios – y tan democráticos – partidos políticos patrios y el incesante ruido de sables incruento que adereza las noticias cotidianas…

Un guion paródico y habilidoso, así como unos actores que juegan con delectación y alborozo sus respectivos papeles de confabulados de opereta con luctuosas metralletas cargadas de guasa, veneno y mugre, consiguen despertar nuestra complicidad y sonrisa. En conjunto, quizás se queda algo corta y se echa en falta una mayor acritud y calado, pero si se entra en la pantomima propuesta puede uno regocijarse al reconocer sempiternos hábitos que aún nos acompañan... aunque seamos populistas, populares, socialdemócratas o mediopensionistas.
antonalva
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