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Quatermain80 rating:
9
Drama This is one of the classic Soviet silent films. A young revolutionary dies fighting against the misery and poverty of Tsarist Russia in the pre-war revolution of 1905, and, in doing so, brings about the political awareness of his mother.
Language of the review:
  • es
February 22, 2010
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Esta soberbia película de Pudovkin es seguramente, y sólo por detrás del "Acorazado Potemkin" de Eisenstein, la mejor obra que nos ha legado el cine mudo soviético, tanto por la concepción de la historia como por sus interpretaciones y la asombrosa realización, que muestra un absoluto domino del arte de la sugerencia y la emoción a través del montaje.

Como suele ocurrir en este cine revolucionario, la historia cuenta una toma de conciencia, que en este caso se centra en la humilde figura de una madre cuyo hijo ha sido encarcelado por sus actividades subversivas, al instigar una huelga de trabajadores.

La principal virtud del filme consiste en la habilísima regulación del ritmo narrativo que logra Pudovkin haciendo uso de sus particulares teorías de montaje; así, en los momentos puramente descriptivos, en los que no prima la emoción, predominan los planos pausados, atentos a las expresiones y gestos de los personajes. Por el contrario, cuando la acción se desata, la sucesión de planos se acelera, volviéndose analítica e intercalando veloces primeros planos (normalmente centrados en los rostros) con otros más generales, integrando así las experiencias individuales en las colectivas.

De entre todas las brillantes secuencias que contiene la cinta yo destacaría tres; la del juicio, maravillosamente concebida como una crítica a los tribunales zaristas, ejemplificada en los tres jueces, cuyos gestos y miradas contradicen las virtudes que se les atribuyen (una honradez de mirada aviesa, una justicia que dormita y una clemencia que lleva la condena escrita en los ojos). La llegada de la primavera, con deshielo incluido, simboliza la toma de conciencia por parte de los obreros, el nacimiento de un mundo nuevo (eso es, al fin y al cabo, toda primavera) cuya marcha no puede detenerse. Por último, las secuencias finales del filme, con la represión militar de la manifestación y el sacrificio heróico de la madre, poseen un poder emocional a la altura de la famosa secuencia de la escalera de Odessa del "Acorazado Potemkin".

A la espera de nuevas y mejores primaveras, bien está recrearse en esta obra, precioso fruto del arte cinematográfico.
Quatermain80
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