Una hermosa película de contrastes... el principio puede resultar pesadísimo, y sospecho que a más de uno le agriará el resto de la película... pero después del comienzo, ¡ay, amigo! ¡Qué pocos aficionados al cine no se abrán reído con las impagables "suecadas"! Conste aquí que digo "aficionados" y no "fanáticos", pues estos últimos son, como todos los fanáticos (religiosos y de cualquier otro tipo) difíciles de contentar.

Pero ahí no queda la cosa, sino que hacia el último cuarto de la misma se vuelve, para sorpresa de muchos (o por al menos mía) increiblemente tierna. Sinceramente, en pocas películas he podido ver un acto de generosidad colectiva, tan cercano... tan humano, quizás, como el que muestran todos los protagonistas de la película en este último cuarto. Y su gran gesto es que los protagonistas de este bello altruismo no es el trio protagonista de toda la trama, sino el pueblo entero: un pueblo triste y marginal, que es capaz de mostrar todo lo desinteresadamente generoso que puede llegar a ser la humanidad.

Una comedia original, a pesar de basarse en versiones de otras películas, que no solo es capaz de hacer reir y mucho sino que además muestra, quizás de forma cursi pero igualmente bella, el lado más humano del ser humano.

Objetivamente, a la alza merece un siete, y a la baja por lo menos un seis. El ocho se lo lleva exclusivamente por haberse ganado mi corazón.