Stalker de Andrei Tarkovsky, es un drama de intriga y ciencia ficción extraño y absorbente, considerado por muchos como una cinta de culto. Dirigida a su forma habitual, con un ritmo pausado y magnético, hace sentir al espectador la amenaza de un peligro que no se ve, pero se presiente, creando en todo momento una atmósfera turbia y desconcertante.
El guión, es interesante y penetrante desde que empieza, dividido en 2 partes, estremece al espectador por tener un argumento nada predecible, enigmático e indeterminado. Usando de nuevo, una fotografía en color y sepia evocadora y pesimista en sí misma, de naturaleza destructiva pero preciosa e inspiradora.
En cuanto a la música, repite con Eduard Nikolay Artemiev, que vuelve con piezas enigmáticas y magnéticas, de gran belleza y armonía. Y con sonidos cotidianos para absorber al espectador, exaltando la caída de gotas de agua, pasos, pájaros, viento, etc... usando de nuevo los elementos de la naturaleza, sello del propio Tarkovski.
Los movimientos de cámara panorámicos de seguimiento son lentos y majestuosos de nuevo, creando una ambiente de quietud, cuando en realidad consigue nuestra inquietud. En parte también, por una narrativa incoherente y pesimista dentro de los pensamientos oníricos y místicos de los protagonistas, los cuales realizan grandes papeles con expresión apática y gran profundidad psicológica, creíbles en todo momento.
En conclusión, uno de los mejores films del inigualable Tarkovski, magistral y pesimista en todo lo que realiza, pero con gran técnica cinematográfica, recomendable para sus seguidores y buscadores de cine puro en sí mismo, sin adornos ni florituras, simplemente arte, poesía visual y narrativa, con guiones absorbentes y finales inexplicables.