Las apuestas de la NBC para fortalecer el maltrecho estado de audiencia en el que se encuentran sus sitcoms se han plasmado con la despedida de “30 Rock” y “The Office”, con sus últimas temporadas, y la soga siempre preparada para “Community” y “Parks and Recreation”. “Go On” y “The New Normal” tendrían que ocupar huecos para los que tal vez no estén preparadas, mientras que “Whitney”, “Up All Night” y “Guys with Kids” están cerca de la cancelación… “1600 Penn” parecía que era la última esperanza de la cadena pero se ha consolidado… dentro de ese último grupo: no ha convencido a crítica ni a público, sus audiencias son muy discretas y no desprende, por lo tanto, de ningún aliciente para que la cadena pueda confiar en su futuro.

Con «Puedes elegir al presidente… pero no a tu familia» se cimenta “1600 Penn”. No es que hacer una sitcom familiar dentro de la Casa Blanca tenga sus alicientes… pero si querían llamar la atención lo suyo hubiera sido que el fondo fueran las casas presidenciales de Corea del Norte o Irán. ¿O no tienen narices los guionistas estadounidenses? La Primera Familia puede ser la más inestable del mundo, tener embarazos no deseados, madrastras que intenta ganarse un hueco e hijos losers, enredos de sobremesa y relevos imposibles. El fallo de “1600 Penn” es que su humor negro y ácido no va más allá, por ejemplo, de deliberar en una reunión del presidente junto a sus asesores militares sobre la falta de confianza de su familia, dejando ‘apartado’ al terrorismo a un segundo plano. La sitcom que monopolizan Jenna Elfman, Bill Pullman y Josh Gad resulta demasiado ‘blanca’ a nivel político y escasamente original en los aspectos familiares. Un fondo que, en definitiva, intenta ser la maniobra para conquistar a la audiencia pero que finalmente produce indiferencia.

Los creadores de “South Park” ya ‘sorprendieron’ con “That's My Bush!” y la NBC ha decidido buscar a un buen equipo de creadores como Jason Winer (“Modern Family”), Mike Royce e incluso el propio Josh Gad para garantizar el entretenimiento. Basada en enredos familiares con un suave telón político de fondo, “1600 Penn” tiene sus momentos divertidos pero le falta chispa y distinción. Un detalle que eleve la inteligencia del conjunto y evite el cliché y los lugares comunes. ¿Por qué no clones de Barack Obama? ¿Por qué una serie que no aporta nada respecto a los sketches de “Saturday Night Live”? ¿Dónde está la burla sutil o la insinuación? Realmente los planteamientos de “1600 Penn” los vimos en “Political Animals”, donde la familia es aquello que puede hacer peligrar sus máximas aspiraciones políticas. “Veep”, por ejemplo, está mucho mejor definida y más afilada… porque, seamos sinceros, sin sátira uno se fija en el detalle de la sitcom familiar y, en ese aspecto, esta serie no aporta absolutamente nada… más allá de las locuras del personaje que interpreta Josh Gad.