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Spain Spain · www.manderlay.es
manderlay puntoes rating:
8
Year of the Horse
1997 United States
Documentary, Self: Neil Young
7.2
801
Documentary Independent film hero Jim Jarmusch followed Neil Young & Crazy Horse during their 1996 world tour and captured it on handheld Super-8. Spliced with archival footage shot by Young and with current interviews from all band members and Young's father, the result is not so much an overview of the band's career as an homage to the power of the band's consistent and timeless work as a four-piece.
Language of the review:
  • es
January 10, 2007
14 of 14 users found this review helpful
Es bien sabido, al menos por todos los que nos interesamos por el cine, la gran afición e interés de algunos directores contemporáneos (algunos de ellos incorrectamente llamados posmodernos) por la música popular, especialmente por el rock y el blues (Scorsesse, Wenders, Kaurismaki, Tarantino o hasta el propio Antonioni en su día). Jarmusch, que ha contado entre sus actores y amigos con Tom Waits, Iggy Pop o Joe Strummer entre otros, no es un caso más, si no uno de los directores para los cuales la música en su cine es casi tan importante como la propia imagen. Incluso es probable que su forma de transmitir historias a través del cine no esté lejos de ser esos pequeños fragmentos, esas piezas, esas canciones (temas) de nuestro artista favorito. Esos fragmentos independientes que juntándolos nos remiten a un todo (probablemente imaginario), al todo que ese grupo significa, al menos para nosotros. Ese es el cine de Jarmusch, un cine de fragmentos, de historias, a menudo inconexas, al menos en apariciencia, pero con elementos en común.
Al escuchar a los Crazy Horse, pese a no ser, a priori, una de mis bandas favoritas, como tampoco lo es Jarmusch como director, tengo la misma sensación, cada uno de sus temas son pequeños fragmentos de vida, a menudo tan surreales como algunas de las conversaciones de los personajes de Jarmusch, pero que tiene algo en común, quizás un simple estilo de hacer rock o quizás su propia visión del rock o de la vida misma.
Lo que no me cabe duda es que el estilo Crazy Horse es un estilo que no puede más que llamarle la atención a un cineasta como Jarmusch, cineasta interesado siempre en lo liminal, en lo que está al margen del modelo dominante. Sin lugar a dudas Neil Young & Crazy Horse cumplen con muchos de los estereotipos rockeros (por algo hacen rock’n’roll) pero por otro lado son una de las bandas más profundamente antiglamurosas (com permiso de los Pearl Jam de los últimos años, que curiosamente realizaron un disco con ellos, ”Mirror Ball” en 1995) que podemos ver encima de un escenario, y estoy seguro que eso le interesa a Jarmusch, porque es así como nos los muestra. El uso de la super 8, con esa imagen cuasi sepia, esos planos neutros, nunca contrapicados, nunca picados, nunca excesivamente generales y nunca primeros planos, esa presunta neutralidad que tanto le gusta a Jarmusch, y sus largos planos secuencia, que aquí es fácil llevarlos a cabo (sólo hace falta no cortar o hacerlo en contadas ocasiones durante cada tema..), son todo al contrario al estilo videoclipero al uso, estilo MTV, decenas de cámaras en el escenario, grúas, cortes y predominio absoluto del montaje. Ahí encontramos el estilo Jarmusch en lo estético. Estética que fácilmente podremos identificar con otro aspecto, las canciones de los Crazy Horse, pequeñas historias de perdedores, “perdedores”, como los propios Crazy Horse, casi orgullosos de serlo.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details. View all
manderlay puntoes
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