Al grano. Esta serie es espectacular.
Por fin tenemos a un castigador creíble (aunque debo decir que The Punisher 2 me gustó bastante), en unas situaciones creíbles. Si a Deadpool ya es imposible imaginárselo sin Ryan Reynolds porque ha nacido para ese papel, John Bernthal es el santo grial para el castigador. En los flashbacks es creíble a pesar de esa cara, pero han conseguido que sea igual de creíble y no desentone en nada cuando mata, tortura, y acojona. Porque ACOJONA. El personaje no rechina, ni da la impresión de que sean dos distintos. Y todo gracias a un guión magistral en el que te van diseccionando el personaje y las circunstancias que lo han llevado a ser como es, a ser el castigador. Y digo magistral porque genera interés, no aburre, y eso, lo de meter drama para sentar las bases de un personaje sin que nos invada el tedio, no es fácil.
Y magistral también porque aunque uno inicia la serie con ganas de ver al castigador castigando y repartiendo estopa, resulta que lo han dosificado mucho, pero la grata sorpresa es que no te importa, porque hacen que quieras saber más de Frank Castle, de ver sus reacciones, de conocer su pasado.

Y al hilo de este aspecto, el del guión, no puedo dejar pasar a los secundarios, todos ellos importantes, sin tonterías, igualmente complejos y bien construídos. Es casi coral.

Esta serie es una maravilla de un tono realista a caballo entre Nolan y The Wire; una joya entre tanta basura.