La muerte alcanza a todos los seres vivos. Como hecho natural es amoral e irreversible y cualquier categoría humana le es ajena. Por otra parte, los seres humanos precisamos de la cultura para sobrevivir. A partir de ella asumimos fenómenos fatales como la muerte. A partir de ella dotamos de sentido a la despedida de nuestros seres queridos. A partir de ella buscamos la belleza y la bondad. La muerte cobra gracias a la cultura nuevos significados.

El ser humano es un ser social, moral y propende a la belleza. El ser humano goza del tesoro de la libertad. Un mal uso de la libertad conduce a que elijamos aquello que íntimamente no queremos, escogiendo una vida equivocada, a que seamos malvados o a descuidar nuestras inclinaciones estéticas. La cercanía del fin de la vida -ya sea porque nos hacemos viejos o porque eventualmente se éste en contacto con la muerte- nos induce a tomárnosla más en serio. Porque solo tenemos una oportunidad.

Asistimos en esta película a una actualización del tópico "Memento mori", al que le es inherente la finalidad pedagógica. Ser mejor persona significa alcanzar la felicidad e implica muchas veces renunciar a sentimientos plenificadores como el resentimiento, la posesión del otro o el deseo de ser aceptados por los demás a toda costa. Criaturas débiles que somos, debemos estar preparados para el perdón. La caridad es la virtud fundamental de la buena vida.

El humor impregna la película, por lo que la tragicomedia se perfecciona. Una película plena de sentimientos, sabias enseñanzas y bellísimas ceremonias mortuorias. Muy recomendable.