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Spain Spain · Valencia
Talladal rating:
5
War. Action. Comedy During the time of WWII, U.S. soldiers who are about to be executed, are offered a chance at reprieve. It all begins in German-occupied France, where Shoshanna Dreyfus (Mélanie Laurent) witnesses the execution of her family at the hand of Nazi Colonel Hans Landa (Christoph Waltz). Shosanna narrowly escapes and flees to Paris, where she forges a new identity as the owner and operator of a cinema. Elsewhere in Europe, Lieutenant Aldo ... [+]
Language of the review:
  • es
September 21, 2009
45 of 65 users found this review helpful
Arreglar cuentas con el pasado adverso es una de las funciones del arte. Ya Ramsés II nos refirió en Abu Simbel su victoria en Qadesh ante los hitita, cuando parece que lo que ocurrió realmente fue todo lo contrario. Quentin Tarantino se ensaña con unos seres humanos a los que el discurso políticamente correcto vigente considera como males absolutos, escoria, seres dañinos, basura eliminable, nazis, violadores, maltratadores de animales y de mujeres, en definitiva, categorías antisociales que han perdido el estatus humano y que, como alimañas, deben, a poder ser, morir sufriendo por sus pecados inexpiables. Contemos, pues, con el maniqueísmo como postulado argumental. Y es que se hace necesario tal simplismo moral, ya que Quentin Tarantino es un director abocado a suscitarnos emociones plenificadoras, no por ello edificantes, y en esta pelicúla le toca el turno a la venganza. Una venganza retrospectiva que salda las cuentas con el pasado en una trama de historia-ficción en donde todo es al revés de cómo nos lo han contado: Los judíos son los que se ensañan con los nazis, Hitler no se suicida, el Holocausto no se producirá jamás.
Para contar esta antihistoria que eclosiona en su media hora final Tarantino necesita dos horas y media de metraje. Para rellenar el muñeco antes del final fallero se nos cuentan algunas historias para no dormir, al estilo tarantino algunas, definitivamente redundantes las demás. Entre las primeras, y repitiéndose varias veces en varias circunstancias, el tarantinesco diálogo de turno en una situación a vida o muerte donde la ejecución/asesinato es también un acto estético, y entre las segundas, una historia de amor truncada que sale de la nada y que va a ninguna parte entre un nazi asesino-sensible y una víctima judía cinéfila-vengativa, enamorada ésta de un negro para que no se diga. Al menos nos proporciona ese precioso zoom de una melancólica Mélanie Laurent vestida de rojo junto a la claraboya, con un Tarantino que siempre ha tenido gusto para la banda sonora.
Se capta la ironía de que el arte -el cine- es el único medio de acabar con la Maldad, se apela, una vez más, al asesinato como una de las bellas artes, el domesticado espectador de nuestros tiempos posmodernos puede jugar en el cine a la venganza servida como espectáculo, el collage pop incluye a Churchill, Hitler, Göbbles, Göring y a Brad Pitt en su doble dimensión de pesonaje duro de cómic y estrella de la star-system, hay guiños cinéfilos para los cinéfalos, pero al final la película es una más de hipertrofia de la violencia y nihilismo, con el añadido de una pretenciosidad que al menos "Cobra" no tenía.
Talladal
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