Por supuesto, no hay un canal mejor que antena 3 para emitir estos dramones de sobremesa que tanto gustan a mi abuela.

El hecho de que este tráfico humano se produzca en la realidad no implica necesariamente que la miniserie sea buena. Sí lo implicaría que los diálogos no recurrieran a la lágrima fácil, porque me ha parecido una de tantas cutreces sentimentaloides para llorones compulsivos desprotegidos ante la manipulación emocional.
He visto actrices llorar más profundamente y transmitir más humanidad al perder un taxi en la quinta avenida.

Un producto que vende más por estar basado en lo que está basado, de ahí la nota que tiene en Filmaffinity.
Pero, amigos, como yo soy un tipo duro y no se me encoge el culo fácilmente, permanecí impasible ante las escenas más crueles, manteniendo intacto mi criterio calificador, que me dictó ponerle un 3 a este prescindible culebrón.