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Archilupo rating:
7
6.7
2,812
Drama
"Lights in the Dusk" concludes the trilogy began by "Drifting Clouds" and "The Man Without a Past." Where the trilogy's first film was about unemployment and the second about homelessness, this final installment is about loneliness. Shy night-watchman Koistinen is virtually ostracised by his fellow security guards and lives alone in a modest apartment… until he meets blonde-bombshell-of-his-dreams Mirja, who seems to respond to his ... [+]
Language of the review:
- es
May 20, 2008
35 of 36 users found this review helpful
Película creada por Kaurismäki a partir de ciertas constantes de su mundo estético (selección en el spoiler)*. Pulidas, estilizadas y perfeccionadas, el cineasta da con ellas un paso manierista.
Kaurismäki narra el viacrucis del precario vigilante jurado Koistinen, quien intenta mejorar laboralmente, establecerse como pequeño empresario.
Koistinen es solitario y retraído. Su iniciativa le convierte en víctima propiciatoria de la trituradora social.
Hay gángsters poderosos, organizados, despreocupados. Amos del cotarro: grandes coches, los mejores hoteles y restaurantes, licores caros, dinero fácil en abundancia. Ven en Koistinen al bobo útil, el ingenuo enamoradizo, “fiel como un perro, un tonto sentimental”, y le preparan una celada.
Mientras el crédulo Koistinen se entrega a un amor temerario, la sociedad le irá infligiendo automáticamente un maltrato coordinado, sin que haya nada personal en ello.
De gángsters, banqueros, jefes, policías, jueces y funcionarios llueven golpes más o menos físicos.
El contacto afectuoso es tan raro en ese universo gélido, regido por la soledad, que un simple unir las manos ya parece una profunda unión espiritual.
En "Luces al atardecer", su último largo de ficción hasta hoy, Kaurismäki compendia temas y planteamientos de sus películas anteriores. Con ello resta originalidad y fuerza al resultado, aunque logra un acabado y una elegancia formal magistrales.
Parece un alto en el camino, una recapitulación previa a la exploración de nuevos territorios.
(7,5)
Kaurismäki narra el viacrucis del precario vigilante jurado Koistinen, quien intenta mejorar laboralmente, establecerse como pequeño empresario.
Koistinen es solitario y retraído. Su iniciativa le convierte en víctima propiciatoria de la trituradora social.
Hay gángsters poderosos, organizados, despreocupados. Amos del cotarro: grandes coches, los mejores hoteles y restaurantes, licores caros, dinero fácil en abundancia. Ven en Koistinen al bobo útil, el ingenuo enamoradizo, “fiel como un perro, un tonto sentimental”, y le preparan una celada.
Mientras el crédulo Koistinen se entrega a un amor temerario, la sociedad le irá infligiendo automáticamente un maltrato coordinado, sin que haya nada personal en ello.
De gángsters, banqueros, jefes, policías, jueces y funcionarios llueven golpes más o menos físicos.
El contacto afectuoso es tan raro en ese universo gélido, regido por la soledad, que un simple unir las manos ya parece una profunda unión espiritual.
En "Luces al atardecer", su último largo de ficción hasta hoy, Kaurismäki compendia temas y planteamientos de sus películas anteriores. Con ello resta originalidad y fuerza al resultado, aunque logra un acabado y una elegancia formal magistrales.
Parece un alto en el camino, una recapitulación previa a la exploración de nuevos territorios.
(7,5)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
(*) Selección de constantes:
HUMOR. Negrísimo y escaso. Un energúmeno banquero, al denegar un préstamo: “No acostumbramos a prestar dinero a basura como usted”.
TRIBUNAL. Mecánico, implacable. Como robots.
CIGARRILLOS. En todas las escenas.
CÁRCEL. Conocido uniforme de raya vertical fina.
CINE. La luz de la pantalla baña los rostros de los protagonistas en sus butacas.
LACONISMO. “El asado está en el horno”. “Buen sitio...”. “Es sólo temporal”.
PUERTO. Encorvadas siluetas de grúas.
COLORES. Puros y luminosos sobre gris. Neón.
FOTOGRAFÍA. Suntuosa en interiores, futurista en exteriores.
ALBERGUE. Recurso nocturno, entre vagabundos varados.
ELIPSIS. De todo calibre. Las estaciones del año pasan en segundos: hielo, floración, sol templado. Un patadón a un cuerpo se ve en la sacudida de la mano de ese cuerpo.
MÚSICA. Habitual cóctel de rock, ópera, heavy metal, tangos, punk, insertada en elementos de las escenas (tocadiscos, gramolas, radio, actuaciones en vivo). Pero difiriendo de Bresson -que no admite en el Cinematógrafo música “de refuerzo”- también suenan, como fondo, arias de Puccini, canciones finlandesas con letras de bolero fatalista, y ‘El día que me quieras’, desgarradora.
MODELOS. Antológico el gángster flaco.
AMOR. No se ve. Apenas lo apuntan indicios muy leves.
HUMOR. Negrísimo y escaso. Un energúmeno banquero, al denegar un préstamo: “No acostumbramos a prestar dinero a basura como usted”.
TRIBUNAL. Mecánico, implacable. Como robots.
CIGARRILLOS. En todas las escenas.
CÁRCEL. Conocido uniforme de raya vertical fina.
CINE. La luz de la pantalla baña los rostros de los protagonistas en sus butacas.
LACONISMO. “El asado está en el horno”. “Buen sitio...”. “Es sólo temporal”.
PUERTO. Encorvadas siluetas de grúas.
COLORES. Puros y luminosos sobre gris. Neón.
FOTOGRAFÍA. Suntuosa en interiores, futurista en exteriores.
ALBERGUE. Recurso nocturno, entre vagabundos varados.
ELIPSIS. De todo calibre. Las estaciones del año pasan en segundos: hielo, floración, sol templado. Un patadón a un cuerpo se ve en la sacudida de la mano de ese cuerpo.
MÚSICA. Habitual cóctel de rock, ópera, heavy metal, tangos, punk, insertada en elementos de las escenas (tocadiscos, gramolas, radio, actuaciones en vivo). Pero difiriendo de Bresson -que no admite en el Cinematógrafo música “de refuerzo”- también suenan, como fondo, arias de Puccini, canciones finlandesas con letras de bolero fatalista, y ‘El día que me quieras’, desgarradora.
MODELOS. Antológico el gángster flaco.
AMOR. No se ve. Apenas lo apuntan indicios muy leves.