Las películas de adolescentes son un género por sí mismas. En general, son una idea que hemos visto una y otra vez en la gran pantalla y que, a estas alturas, no nos sorprenden en absoluto. "Lady Bird", sin embargo, es una película de adolescentes de manera peculiar. Temas como el amor, salir de fiesta y la popularidad en el instituto pasan a segundo plano en este filme para dejar libre el protagonismo a la relación de la protagonista con su familia, en especial, con su madre.

El personaje de Lady Bird (Saoirse Ronan) es bastante insoportable, a mi parecer. Encarna el rol de adolescente sabelotodo irreverente que todos hemos conocido (e incluso sido). La interpretación de Saoirse es buena, uno llega a olvidarse de que se trata de una persona de casi 23 años interpretando a una chica de 17. Lo más destacable son sus escenas con Laurie Metcalf (su madre en el film) y la química tan espontánea que tiene con Beanie Feldstein (su amiga Julie). Por lo contrario, sus escenas con Timothee Chalamet son absolutamente insoportables dada la total falta de carisma de él como actor. He visto maniquíes con mayor expresión que este chico, de verdad.

La manera de contar la historia me parece bastante inefectiva, en muchos momentos de la película me preguntaba "¿qué querrá decirme la directora con esto?". La respuesta era obvia: nada en absoluto. Parece no haber un hilo argumental, más allá de la presencia de Lady Bird en la pantalla. No fue hasta el final que comprendí que "Lady Bird" no pretende ser más de lo que realmente es: una historia sobre una adolescente cabezona. Y de algún modo, así tuvo más sentido todo.