Con Matthew Vaughn (Layer Cake, Kick Ass) a los mandos, Kingsman es una especie de suerte de película de James Bond (la organización, los agentes y su forma de vestir, el estilo británico...) pasada por un tamiz que añade humor y unas coreografías más violentas, que podrían recordar más a John Wick o a la propia Kick Ass que a un film de 007. El reparto es genial, con algunos secundarios legendarios, Colin Firth se enfrenta por primera vez a este tipo de personajes y Taron Egerton demuestra que es un actor muy a tener en cuenta.