No es graciosa, no es comedia, es cruda realidad. Spike Lee esconde y disemina en esta impactante cinta la osca realidad de un pasado reciente. Pero ni la ironía o gracia pasajera es capaz de esconder su poso. Con buenos recursos visuales, excepcionales interpretaciones de la pareja protagonista y un guion retorcido intencionadamente tenemos un resultado calmado. No hay grandes eclosiones vitales ni grandes parafernalias moralistas. Aunque tenemos momentos intencionadamente dramáticos o suavizados en demasía, también es verdad que gira con la soltura suficiente para no descarrilar en las vertiginosas curvas de la realidad.
Spike Lee domina el ritmo, la musicalidad, la descripción de sus personajes y la calidad visual. Los mima casi tanto como a sus protagonistas, que los deja ejercer para poder volar, desplegando sus dotes y compartiendo su magistralidad.