Agrio, amargo, hosco, cruel y delirante en su radical epifanía. A partir del aparente humor inicial con la exposición de unos personajes entrañables, asistimos a una sucesión de realidades inclementes, descarnadas y a veces desagradables. Las ironías se vuelven tristeza y dolor. Intentamos entender la situación, que el guion no nos explica más allá de la situación actual, y vemos con congoja el punto de desesperación de sus personajes principales. Entendemos por sus silencios y sus actuaciones en la trama el punto en el que pueden estar. Con tan solo ver qué hacen, podemos ir desentramando el por qué. Es una realidad que nos rodea y que convive entre nosotros. Es una realidad que duele y que la trama escenifica como una sucesión de situaciones aisladas pero lineales. El paso del tiempo influye en esos personajes de forma diversa y el guion nos lo muestra sin piedad. Los flashbacks, los lapsus temporales se llenan con al información adecuada. Los diálogos son concisos y gamberros, adecuados a la perfección a sus personajes.