La idea del film enlaza el proceso narrativo con contundencia, llena de matices cada palabra, como losas morales, que abren el camino a la trama para crear el debate necesario. Las interpretaciones gustan y divierten, empáticas en su mayoría, dejan un regusto agridulce por sus logrados y complejos personajes, llenos de ausencias y carencias. Visualmente asistimos a una puesta en escena llena de vida y color, como una floreciente planta que, con unas raíces bien aferradas a la trama, decora cada secuencia con artificios efectistas y agradables. El trasfondo es complejo, arisco en su planteamiento, pero el guion lo confronta a los personajes y a sus vivencias matizando sin complejos todas las aristas, a pesar de romper con pensamientos unificados y convenciones establecidas. La ensoñación llega para intentar diluir esa losa que carga a sus personajes, y aunque no lo logra, llena de fabulados momentos la áspera vida de los protagonistas.