Han pasado más veinte años y está increiblemente perfecta. Puro CINE, del que crea afición.
La producción, sin un gran derroche de medios, es original y está meticulosamente estudiada. No le sobra un detalle. Lo que vemos está ahí por algún motivo, para atraer la atención.
La dirección es espectacular, un derroche de lenguaje creativo y de técnica. Acompañada de una música tormentosa y de una fotografía enigmática, resulta una narración pertubadora para el espectador. Le sobrecoge, le encoje el estómago y le comprime el corazón. A lo que hay que añadir el intenso ritmo que le imprime y la habilidad para superponer las diferentes situaciones por las que pasan los protagonistas. ¡Chapeau!
La historia no es que sea muy original, la adicción a las drogas. Pero su tratamiento y desarrollo es para mí uno de los mejores alegatos que he visto contra las drogas y contra la destrucción que producen en el ser humano.
Los protagonistas están que se salen, naturales y muy bien dirigidos, Hay que alabar la capacidad para transmitir su propia destrucción, los sentimientos, las pasiones, el dolor, la desesperación, la humillación, la crueldad, el abuso, etc.
Resumiendo: imprescindible.