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Spain Spain · Granada
Kikivall rating:
6
Western When his life is saved in a shootout by a fellow gunman whose life he in turn had saved, Alex Longmire promises to give up his way of life. Riding into town he finds the only job available is deputy to sheriff Jade Murphy, an honest man caught between small farmers and a local cattle baron. And he has a pretty daughter. So Longmire decides to stay and see if he can use his expertise with firearms for good.
Language of the review:
  • es
September 6, 2023
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Alec Longmire (Calhoun) es un pistolero errante que salva la vida a otro pistolero, y este, Longmire, se la salva a él. En el en el lecho de muerte, el viejo pistolero le aconseja que abandone las armas y que cambie de vida.

De resultas de este episodio Alec cabalga a Durango, ciudad cercana, y el Sheriff del lugar (Jagger) le ofrece el trabajo de ayudante, lo cual que acepta.

Una vez instalado conoce a la hija del Sheriff, la bonita actriz Martha Hyer. Pero está también el terrateniente y tirano del lugar (Robert Middleton), al cual debe enfrentarse. E igual a Swan, un pistolero.

Veamos, es un Western sencillo dirigido con más oficio que arte por Jack Arnold, aceptable guion de Berkeley (novela de L. B. Patten: “Back Trail”), una cinta que finalmente, por la calidez de sus intérpretes Roy Calhou, Martha Hyer o Dean Jagger, consigue mantener la atención sin excesiva violencia ni si sobresaltos, pero sí con la suficiente emoción.

Es curiosa la actitud de los niños del pueblo a favor del pistolero, e incluso la soñada esperanza de manejar armas en un futuro. A lo cual Alec no presta atención sino más bien les reprende por tener esos ideales.

Me ha gustado la música de Hans J. Salter con una deliciosa balada vaquera que inicia la cinta y la cierra, y una excelente fotografía de William E. Snyder, en un maravilloso Technicolor de aquellos entonces.

Buenas peleítas, como la que el protagonista mantiene con el gordón malo (Middleton); e incluso el duelo con sádico Swan, el pistolero de turno. Escenas llamativas como cuando Swan rasga con el cuchillo la mantelería buena de Sam Bardwin, que lo ha invitado a comer. O cuando le rompe la vajilla de los domingos, plan cruel.

La tensión va in crescendo, sencilla puesta en escena, narración con suficiente dinamismo y fuerza dramática, y un final es honroso.

En fin, cinta que se ve con agrado y que incluso tiene sus sorpresitas.
Kikivall
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