Película que es un remake (mejorado) del film de Kurt Neumann y guión de James Clavell (1958), de título homónimo. La trama es equivalente. Un científico, tras experimentar en su persona una teletransformación o transferencia de materia, observa al poco que su cuerpo empieza a sufrir horrendas modificaciones.

Es una obra muy bien llevada por el magnífico director canadiense David Cronembreg, excelente guión y una gran interpretación de Jeff Goldblum, que hace uno de sus mejores trabajos en el cine. No hay que olvidar la perfección de los efectos especiales y también la caracterización y maquillaje en la recreación del personaje y el sorprendente suceso que le acaece.

Algún crítico habla de terror, pero en realidad más recuerda a obras con una fuerte carga dramática, tal el caso de la conocida novela de Franz Kaffka “La Metamorfosis”. Es por lo tanto un cine trágico y doloroso que aborda metafóricamente una suerte de fatalidad existencial, encarnada en el científico protagonista.

Película muy meritoria de la filmografía de los años ochenta, que hibrida la ciencia ficción con la tragedia y una historia de amor. La historia está tratada de forma minimalista en el único escenario del laboratorio científico, y con apenas tres personajes.

Si ves esta cinta prepárate para sufrir un poco con las terribles y angustiosas imágenes de Cronembreg, que logran crear un clima perturbador de los que no se olvidan.