La película trata sobre los Barret, una familia que vive en los suburbios y aparentemente tienen problemas de dinero. Digo aparentemente porque al principio de la película el padre oculta la carta que dice que no han pagado la hipoteca pero al rato de metraje no duda en comprarse un completísimo equipo de video vigilancia a lo ‘Paranormal Activity’ que a cualquiera que no protagonizase una película de terror le habría salido por un riñón. Los Barret comienzan a sufrir extraños sucesos en su casa, que van de lo ridículo (ese rastro de comida mordisqueada que va desde la nevera hasta el jardín; parece ser que a alguno de los alienígenas le entró hambre a medianoche) al plagio (la escena de las cámaras de video sacada directamente de la saga ‘Paranormal Activity’), pasando por escenas que no se sabe muy bien por dónde cogerlas (esas construcciones de latas y cubiertos montados en la cocina al más puro estilo ‘Poltergeist’).

La trama es bastante sencilla y lineal pero aun así el director se las ingenia para olvidar ciertas subtramas a la mitad (el arriba mencionado asunto del dinero) y hacer uso de personajes poco trabajados (el amigo gamberro del hijo mayor o la chica que le gusta). Hace uso abusivo de trucos de manual e incluso el giro final es bastante previsible.

El problema es que Scott Stewart, el director de ‘Legión’, no aporta nada nuevo a un modelo trillado. Los padres tienen problemas de dinero y el marido se lo oculta a su esposa, el hijo mayor tiene compañías poco adecuadas, el pequeño es un poco raro y ni siquiera se muestra asustado cuando comienza a recibir visitas nocturnas de lo que él llama “el hombre de la arena”. La esposa hace una búsqueda en internet y llega a la conclusión de que están siendo visitados por alienígenas. Como no, cerca de ellos vive un experto en el tema. Así que le hacen una visita. El experto, como en todas las películas de género, ya sea de fantasmas, exorcismos o alienígenas, no llama al monstruo por su nombre. No llama alienígenas a los extraterrestres, ni marcianos ni nada por el estilo, sino que los llama ‘grises’ porque ¿para qué llamarlos aliens, extraterrestres o alienígenas cuando puedes inventarte un nombre cutre? En cualquier caso, les da la solución que claramente ellos no saben interpretar hasta el momento final... Una historia que ya se ha contado cientos de veces pero que por lo visto sigue dando resultado en cartelera.

En conclusión, diría que es una película entretenida (a pesar de que estaba más atento a los problemas del guión que a la trama) como mucho y que se clasifica más dentro del género de thriller que de terror.