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VALDEMAR rating:
5
Drama The heady, early days of Wikileaks to its abrupt end after a series of controversial and history changing info leaks. The website's overnight success brought instant fame to its principal architects, but as their power expanded across the globe, Daniel Domscheit-Berg grew increasingly disillusioned with Julian Assange's questionable tactics and ethics. The rift between the two friends became irreparable and their ideological differences ... [+]
Language of the review:
  • es
September 3, 2014
6 of 6 users found this review helpful
El BioGeek es por fin una realidad. Políticos, artistas de variedades y centuriones romanos han pasado de moda; ahora lo que priva son los cerebritos informáticos.
El género se abrió honrosamente con el chico del Facebook y siguió con Steve Jobs. A Bill Gates le hicieron un telefilm gualtrapa; para la superproducción hay que esperar a que casque, Dios quiera que pasen muchos años.
Pero si hay un tipo de éstos que realmente se merecía una buena peli, por su arrolladora personalidad, ese es Julian Assange, y no creo que El quinto poder le haga mucha justicia.

Este señor puede caer mejor o peor, pero nadie como él ha sabido erigir un monumento a la libertad de prensa, que es algo que damos por hecho, pero de lo que solemos carecer. Todo está manipulado y censurado, cada cual cuenta lo que quiere, y tú te lo tienes que creer.

El problema es que esta peli no es otra cosa que la historia de la rabieta del socio de Assange, que escribió un libro contando que el tío es un autista megalómano. Ya, vale. ¿Y tú?, que has montado este pollo porque nadie te hacía casito a ti, tú ¿qué eres?

Lo mejor que tiene esto son sus protas. A Assange lo encarna el insólito Cumberbatch, que compone un retrato antipático y rarito, acorde con la versión de la historia, y Daniel Brühl, que también es estupendo, tiene un papel mucho menos lucido (sin tilde), ya que interpreta al acusica gafotas.

Discrepo de los que opinan que la peli es liosa y aburrida. A mí me parece que está todo claro y bien expuesto. Yo lo que la encuentro es cutre. Poquita cosa. Además, el hacer una peli sobre un cerebrito informático no te obliga a hacer el matrix, con todas esas oficinas virtuales y tantas cifras y cositas raras recorriendo la pantalla. ¿A dónde irán?
El gran acierto de Bill Condon es no tomar partido, no ser maniqueo, contar la historia que la han encargado sin cargar las tintas. Era lo menos que cabría esperar de un señor con un nombre tan profiláctico. Aunque debe ser por eso que en Estados Unidos, donde Assange es un demonio y esperaban impacientes la historia del alemán llorica, pusieron la peli a parir.
VALDEMAR
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