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VALDEMAR rating:
6
Sci-Fi. Adventure In the summer of 1979, a group of friends in a small Ohio town set out to make a zombie movie. While shooting their Super 8 film, Joe Lamb (Joel Courtney) witness a catastrophic train crash and, after barely escaping themselves, they soon discover that it was not an accident. Shortly after, unusual disappearances and inexplicable events begin to take place in town and local Deputy Jackson Lamb (Kyle Chandler) tries to uncover the ... [+]
Language of the review:
  • es
September 1, 2011
17 of 20 users found this review helpful
A mí me llevó mi abuelita a ver E.T. cuando tenía 6 años (yo, mi abuela tenía más) Me pasé la mitad de la peli llorando porque el bicho me daba miedo, y la otra mitad llorando también porque el bicho me daba pena. Salí del cine con síntomas de deshidratación y mi abuela me soltó: “Pues estamos apañaos, si lo sé no te traigo a ver este rollo” A ella no le gustó, a mí no sé, pero está claro que bien, lo que se dice bien, no me lo pasé.

Spielberg, como tantos otros, tuvo la concepción de que para entretener a un niño hay que darle disgustos. Con la perspectiva que dan los años creo que el buen señor estaba equivocado y que, además, era un sensiblero pastoso.

El cine de aventuras enfocado a la infancia no tiene por qué ser “entrañable”, sino entretenido. Es mucho más productivo hacer que los críos se rían y desfoguen adrenalina que estigmatizarles con dramitas interestelares. Para muestra, ahí están Los Goonies.

E.T. tal vez fuese entrañable, pero también era feo, y enano y llorón. E.T. era una nenaza. En cambio, Super 8 establece las bases de su argumento bajo los mismos parámetros, mostrándonos como una semejante problemática se puede resolver a base de trepidantes golpes de efecto, diseñados para que los críos de hoy en día, tan acostumbrados a videojuegos y demás cosas espectaculares que los niños de los 80 ni hubiésemos imaginado, se centren en la acción sin encontrarla arcaica, pero se zambullan, a su vez, en una temática clásica de aventuras. Y de paso, ya puestos, se tronchen de risa al ver los aparatosos cacharros que, para nosotros, eran tecnología punta.

Si mi abuelita me hubiese llevado con 6 años a ver Super 8, creo que me habría encantado. A ella no, porque le gustaban cosas como El último cuplé, pero al menos no se hubiese sentido culpable por haberme hecho pasar penurias.
VALDEMAR
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