May 24, 2010
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Esta es la preciosa historia de dos personas que se odian hasta que, sin venir a cuento de nada, se enamoran locamente y sin remisión.
Ay, mi pobre corazón…toda la peli con esa angustiosa incertidumbre: terminarán juntos… o no… o qué pasará… se despeinará Meg Ryan…o no… o qué pasará…
A Nora Ephron el género se le da de maravilla. Este es su segundo remake de un clásico del cine romántico.
En su anterior remake “Algo para recordar” tomaba por punto de partida el “Tú y yo” de Cary Grant y Deborah Kerr, que era, a su vez, un remake de Leo McCarey, que versionó su propia película 18 años después de rodarla. En ambos casos le quedó un pastelazo insufriblemente melodramático, así que lo de la Ephron tenía un pase.
En aquella ocasión y en ésta, Ephron escribe una versión libre del original. El problema es que aquí se atreve con Lubistch… y hay cosas que no tienen perdón de Dios.
La peli tiene una factura impecable y alguna que otra secuencia resuelta con soltura y esmero, así que no me voy a meter con la Ephron, porque creo que esta tía hace bien su trabajo… pero su trabajo a mí no me gusta. Lo encuentro perfectamente prescindible.
Muchos encontrarán la película deliciosa (adjetivo tremendamente cursi que, prácticamente, sólo se utiliza para definir comedias románticas).
Yo la encuentro empalagosa, farragosa, apestosa, aburridosa, ñoñosa, pesadosa y, sobre todo, tontita. A Lubistch nunca le salían las pelis tontitas.
Por favor, vean “El bazar de las sorpresas”. No se trata de comparar, es sólo una sugerencia. La verdad es que estas dos películas, sencillamente, no admiten comparación.
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