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Spain Spain · Barcelona
Quim Casals rating:
8
Western The 1870s, New Mexico territory: T.C. Jeffords is a cattle baron who built his ranch, the Furies, from scratch. He borrows from banks, pays hired hands with his own script ("T.C.'s"), and carries on low-level warfare with the Mexicans who settled the land but are now considered squatters. He has enemies, including Rip Darrow, a saloon owner who's father T.C. took land from. His headstrong daughter, Vance, has a life-long friend in one ... [+]
Language of the review:
  • es
February 7, 2011
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Coincidiendo con el inicio del ciclo westerniano de Mann con James Stewart (probablemente, uno de los matrimonios artísticos más fecundos de la historia, comparable con Sternberg/Dietrich o Scorsese/De Niro), el cineasta rodó este hoy poco recordado western —seguramente por la gran fama de aquel ciclo triunfal—, pero a mi juicio excelente y a la altura de sus grandes obras.

El tipo de historia y su tonalidad, con un ambiente cargadísimo, que cantaría Serrat, de pasiones violentas y desatadas, recuerda muchísimo a "Pursued" o "Duelo al sol", lo que no es casual, ya que detrás está la misma pluma literaria de Niven Busch. Más que con un western "químicamente puro", nos encontramos también aquí con un exacerbado melodrama basado en este caso en la edípica relación entre una espléndida Barbara Stanwyck y su padre en la ficción, el no menos sensacional Walter Huston, en su última aparición en la pantalla.

Lo fundamental que me gustaría resaltar, no obstante, es que estos aspectos no vienen significados sólo a partir de los avatares argumentales (como puede suceder en muchos otros films y que, en este caso, encontraríamos en el hecho que el detonante latente de los conflictos siempre sea la no aceptación mutua del padre y la hija ante sus posibles nuevas parejas) sino en los detalles de la puesta en escena de Mann: unos planos, donde en el interior del encuadre vemos el rostro de padre e hija de perfil mirándose fijamente a los ojos, forman una exacta rima visual con otros planos de idéntica planificación entre Stanwyck y sus pretendientes (Gilbert Roland y Wendell Corey). O, en otro momento, ella y Corey también se mirarán a los ojos, pero esta vez de pie en plano general, señalando así con la abismal diferencia de estatura la asunción de la pareja por parte de ella también como figura paterna.

En este mismo sentido merece destacarse la madre de Roland, a quien veremos, en una imagen muy parecida a otra de "Los pájaros", en un marcado primer plano con su hijo empequeñecido al fondo. Y, si ella aparece habitualmente en lo alto de un promontorio, asimismo la esposa/madre fallecida de la pareja "de hecho" protagonista, se visualiza en un gran cuadro en la que fuera su habitación en la parte alta de la casa. No es casualidad que sea precisamente allí dónde la hija se pruebe la ropa materna ni dónde se produzca un momento de gran tensión (para mí una de las mejores escenas del film) entre ella y la novia del padre, como no es tampoco casualidad que en la planta baja domine un gran retrato del padre. No obstante, lo crucial a efectos cinematográficos, en la línea que hablaba antes, no estriba sólo en la presencia simbólica de esos dos retratos, sino en la manera de mostrar dentro del plano a los distintos personajes en relación a ellos. (...)
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Quim Casals
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