La describiré con una palabra de siete letras: sublime. Y ahora con otras palabras de más letras: excepcional, inigualable, espléndida, legendaria...

Aplausos y ovaciones merecidos para el violento Fincher, para el insuperable Somerset, para el colérico Mills, para la inquieta Tracy, y para el perverso Doe.

Gran reparto y gran elaboración de los personajes con su más que cuidado y casi perfecto guión, creando: un Somerset serio, controlado, al borde de la jubilación, que prefiere que el silencio hable por él si él mismo no tiene nada que decir, que escucha, y que es humano, porque a pesar de toda esa serenidad y firmeza que emerge de él pierde la calma...; un David Mills parlanchín, visceralmente dominado por sus sentimientos e instintos; una Tracy intranquila y preocupada, dubitativa y sumergida en el debate de una nueva vida; y un John Doe despiadado, cruel, sangriento, inteligente, fascinante, y amante de la literatura.