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Ghibliano rating:
9
7.4
6,259
TV Series. Animation. Thriller. Mystery. Fantasy
TV series (2004). 1 season. 13 episodes. An elementary school boy on rollerblades dubbed Lil' Slugger (Shounen Bat) is said to be responsible for a series of mysterious hit-and-run assaults in Tokyo. The circumstances are always the same: none of the victims can recall the boy's face and only two distinct details are left in their memories - golden rollerblades and the weapon, a golden baseball bat bent like a dog's leg. Two police ... [+]
Language of the review:
- es
December 23, 2011
22 of 22 users found this review helpful
Segunda vez que veo esta serie. Y me ha gustado incluso más que la primera, cuando encontré puntos demasiado difusos e inexplicables en el argumento. Por ello, recomiendo verla más de una vez. Tiene un argumento muy complejo, a lo que se suma la habitual confusión de realidades de las obras de Kon, pero además funciona como un todo. Eso significa que cada paso que se da remite a cosas que se han ido tratando, no hay nada dejado al aire. Pero lo que sí que hay es mucha libertad de acción. Kon decide narrar la historia a su manera, sugerir cosas que no llevan a nada, exagerar o esconder la realidad... Y todo eso lo hace indistintamente, cambia el tono de manera constante y con eso logra aportar más confusión a una idea ya difícil de asimilar. Pero eso no significa que haga trampas. Tal vez mi mayor fallo en el primer visionado fue fijarme en la calidad individual de cada episodio y no relacionarlos. Esto en la segunda mitad de la serie es relevante porque el tono cambia, la continuidad inmediata deja de ser importante y se presentan historias independientes. Pero eso no significa que se deje de lado la idea principal. De hecho, sólo hay un episodio que para mí rompe un poco la dinámica, y creo que la intención del autor era mostrar el contraste entre éste y la primera mitad de la serie. Comento todas estas cosas mejor en spoiler.
Dejando de lado las consideraciones argumentales, "Paranoia Agent" destaca por ser una serie de una estética única. Un naturalismo sobrio, en ocasiones incluso feísta, mezclado con un toque onírico en ocasiones, reflejo de la desconexión con la realidad que viven varios personajes. En cuanto a su contenido, he leído por aquí que el autor la concibió como una extensión de sus obsesiones fílmicas al formato televisivo, y creo que esa definición le viene como anillo al dedo. Tenemos una sátira que habla entre otros temas de la corrupción, el fenómeno otaku (una palabra que en Japón tiene connotaciones bastante más negativas que aquí), los peligros de Internet, el acoso laboral o escolar, la dependencia de la tecnología, las perversiones sexuales, el cotilleo y las cadenas de rumores, etc. En un episodio, un personaje sufre un trastorno de identidad disociativo análogo al que sufría Mima en "Perfect Blue", y se aprovecha de la misma manera para enlazar situaciones de manera caótica. Y además, se experimenta con estilos de dibujo, argumentos narrados con flashbacks, secuencias imaginadas intercaladas en el mundo real...
Por último, quería comentar un aspecto que me resultó bastante llamativo: el humor negro de Kon. Crea situaciones extremadamente incómodas y las banaliza, por ejemplo en el episodio en el que dos hombres y una niña quedan para suicidarse, aprovecha la inocencia de la niña para jugar con un concepto horrible, y la vemos comentar entre risas cosas como "¡Yo también quiero morir!". Igualmente, en el alocado episodio del interrogatorio, se nos cuenta en clave de cachondeo un trastorno psicológico serio.
Dejando de lado las consideraciones argumentales, "Paranoia Agent" destaca por ser una serie de una estética única. Un naturalismo sobrio, en ocasiones incluso feísta, mezclado con un toque onírico en ocasiones, reflejo de la desconexión con la realidad que viven varios personajes. En cuanto a su contenido, he leído por aquí que el autor la concibió como una extensión de sus obsesiones fílmicas al formato televisivo, y creo que esa definición le viene como anillo al dedo. Tenemos una sátira que habla entre otros temas de la corrupción, el fenómeno otaku (una palabra que en Japón tiene connotaciones bastante más negativas que aquí), los peligros de Internet, el acoso laboral o escolar, la dependencia de la tecnología, las perversiones sexuales, el cotilleo y las cadenas de rumores, etc. En un episodio, un personaje sufre un trastorno de identidad disociativo análogo al que sufría Mima en "Perfect Blue", y se aprovecha de la misma manera para enlazar situaciones de manera caótica. Y además, se experimenta con estilos de dibujo, argumentos narrados con flashbacks, secuencias imaginadas intercaladas en el mundo real...
Por último, quería comentar un aspecto que me resultó bastante llamativo: el humor negro de Kon. Crea situaciones extremadamente incómodas y las banaliza, por ejemplo en el episodio en el que dos hombres y una niña quedan para suicidarse, aprovecha la inocencia de la niña para jugar con un concepto horrible, y la vemos comentar entre risas cosas como "¡Yo también quiero morir!". Igualmente, en el alocado episodio del interrogatorio, se nos cuenta en clave de cachondeo un trastorno psicológico serio.
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
El argumento, como ya he comentado, no es fácil de entender a simple vista, pero Kon ya nos va dando pistas desde el principio. En concreto, en los créditos finales. Distintos personajes forman, acostados sobre la hierba, un signo de interrogación... en el centro del cual está Maromi. La serie, claro, no se centra en el peluche, nos habla del chico del bate, pero en cierto modo nos invita a darle otra dimensión a ese detalle. Nos dice que es importante y debemos prestarle atención, porque a la larga, y como se descubrirá explícitamente en los últimos episodios, Maromi y el chico del bate son "iguales", igual de peligrosos, igual de cancerígenos para la sociedad, y cuando se unen se alimentan el uno al otro, creando una ola de destrucción.
¿Y por qué no centrarse desde el principio en este personaje, o concepto? ¿A qué viene esconder tanto las cosas? Muy sencillo: Maromi es, en realidad, una metáfora (o tal vez sea más acertado decir "representación") de la alienación producida por la sociedad consumista, la degradación del pensamiento crítico por la manipulación de los medios, de hecho y como muy bien comenta otra crítica, se dirige siempre a Tsukiko en esos términos de "no te preocupes", "no pasa nada", "tú no tienes la culpa". Es decir, es algo que está ahí pero no somos conscientes de ello, porque estamos manipulados, por eso Kon decide no hacerlo evidente enseguida.
¿Y qué es el chico del bate? Pues de nuevo es una metáfora. Pero además lo es en el sentido radical de la palabra, porque no existe. Es una leyenda, alguien que aparece en el momento indicado para liberar a sus víctimas del sufrimiento... como ya han comentado también, refleja la actitud de aquellos que no se ven capaces de afrontar sus problemas, se desesperan y necesitan una excusa, y buscan en él una liberación, que no solución, a los mismos. Como leyenda urbana, además, crece debido a las historias generadas en torno a él, se hace más poderoso, hasta que no sólo hiere a sus víctimas, sino que las mata. Es significativo que, a medida que avanza la investigación, y sobre todo una vez cancelada, el personaje adquiera rasgos cada vez más absurdos y exagerados, ejemplificando todo un fenómeno de bola de nieve en el que una agresión puntual termina creando un monstruo horrible que amenaza a toda la sociedad.
Comentaba antes que había un episodio que me resultaba demasiado "independiente", pues bien, ése es el décimo (si no recuerdo mal), centrado en el estudio de animación, en el que se narra el descenso a la locura de un empleado debido a la presión laboral causada por su propia incompetencia. En vez de seguir el proceso más o menos lineal de desconexión con la realidad y exageración cada vez mayor de los acontecimientos, se presenta como un caso aislado. Eso sí, un caso que refleja la evolución de la trama hasta ese punto. Y en ese sentido, funciona como contraste entre los primeros ataques del chico del bate, sin apenas consecuencias, y los asesinatos que comete aquí.
¿Y por qué no centrarse desde el principio en este personaje, o concepto? ¿A qué viene esconder tanto las cosas? Muy sencillo: Maromi es, en realidad, una metáfora (o tal vez sea más acertado decir "representación") de la alienación producida por la sociedad consumista, la degradación del pensamiento crítico por la manipulación de los medios, de hecho y como muy bien comenta otra crítica, se dirige siempre a Tsukiko en esos términos de "no te preocupes", "no pasa nada", "tú no tienes la culpa". Es decir, es algo que está ahí pero no somos conscientes de ello, porque estamos manipulados, por eso Kon decide no hacerlo evidente enseguida.
¿Y qué es el chico del bate? Pues de nuevo es una metáfora. Pero además lo es en el sentido radical de la palabra, porque no existe. Es una leyenda, alguien que aparece en el momento indicado para liberar a sus víctimas del sufrimiento... como ya han comentado también, refleja la actitud de aquellos que no se ven capaces de afrontar sus problemas, se desesperan y necesitan una excusa, y buscan en él una liberación, que no solución, a los mismos. Como leyenda urbana, además, crece debido a las historias generadas en torno a él, se hace más poderoso, hasta que no sólo hiere a sus víctimas, sino que las mata. Es significativo que, a medida que avanza la investigación, y sobre todo una vez cancelada, el personaje adquiera rasgos cada vez más absurdos y exagerados, ejemplificando todo un fenómeno de bola de nieve en el que una agresión puntual termina creando un monstruo horrible que amenaza a toda la sociedad.
Comentaba antes que había un episodio que me resultaba demasiado "independiente", pues bien, ése es el décimo (si no recuerdo mal), centrado en el estudio de animación, en el que se narra el descenso a la locura de un empleado debido a la presión laboral causada por su propia incompetencia. En vez de seguir el proceso más o menos lineal de desconexión con la realidad y exageración cada vez mayor de los acontecimientos, se presenta como un caso aislado. Eso sí, un caso que refleja la evolución de la trama hasta ese punto. Y en ese sentido, funciona como contraste entre los primeros ataques del chico del bate, sin apenas consecuencias, y los asesinatos que comete aquí.