Soderbergh, que debutara hace casi dos décadas con la estupenda Sexo, Mentiras y Cintas de Vídeo, se lo pasa fetén en este remake del film homónimo de Lewis Milestone (con todos aquellos del Rat Pack, es decir, Sinatra & Co.). La única pretensión de la peli es ofrecer un par de horas de entretenimiento puro y duro, dentro del subgénero de ladrones "de guante blanco", sin entrar en moralinas de si es defendible o no pintar a los "héroes" de la historia como unos tipos simpáticos, que transmiten empatía a raudales, frente a los malos malísimos, como el dueño de todos esos casinos, el Bellagio, el Mirage y el MGM Grand, Terry Benedict (pobre Andy García, que se queda compuesto y sin novia, literalmente).
La estructura de la peli, mil veces vista, se sostiene gracias al esplendoroso reparto, de ésos que destilan glamour por los cuatro costados, un buen puñado de estrellas que se divierten con lo que hacen. Esa combinación de buen plantel, ritmo, un guión solvente a cargo de Ted Griffin, toques de humor fino y buena química entre toda esa peña tan famosa, da lugar a un espectáculo agradable, bien realizado y, sobre todo, sincero, es decir, la esencia del cine comercial como debería ser y lamentablemente no suele ser.