Nunca tan cierto como en esta película el que no se pueda contar la trama sin destrozar su encanto. "Robot y Frank" es presentada como una película de atracos ("heist movie"), como una cinta sobre amigos dispares ("Buddy movie"), como una historia de ciencia ficción o incluso como una comedia sobre la tercera edad. La promoción sobre el filme no podía ser más engañosa. Y lo es a propósito, girando en torno a fórmulas para mantener la guardia baja del espectador.

Éste asiste a una comedia con pocos "gags", es testigo de atracos donde no media auténtico suspense, observa la amistad de Frank y su robot sin hallar una evolución palpable o analiza un futuro de ciencia ficción no demasiado impactante.

La realidad que Schreier nos tiene preparada tiene un carácter más dramático y humano (disculpen que no lo revele).

De cara al desarrollo del drama, el director cuenta con un excelente reparto solo venido un poquito abajo con la presencia, hermosa que no substanciosa, de Lyv Tyler. El plantel de los Langella, Marsden y Sarandon es excelente, creíble y auténtico. E incluso cabría extender la felicitación a Rachael Ma, la actriz robot que sin demasiados halagos cumple con su función de robot.

El elenco ayuda a dar solidez a una propuesta que, por inesperada, es aún más eficaz. Esa es la carta que el director se guarda en la manga. Cuando la comedia dé un dramático giro hacia asuntos de gran calado, entonces, es cuando descubriremos de lo que realmente fue la película: una delicada y sencilla parábola de la memoria.

Frank, un poco como el protagonista del Don Quijote que roba de la biblioteca, se sube a los lomos de la fantasía, en una última aventura que, confío, tocará la fibra sensible de más de uno, justo cuando nadie se lo espere.

Nota: La banda sonora final cuenta con "Francis and the Lights", grupo del que el propio director fue teclista. Los otros temas, en esperada correspondencia con el tema de la memoria, corren a cargo de grandes clásicos como Bach y Mozart (Requiem, Ave Verum, Fuga en do menor).