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United States United States · New York
Lucien rating:
8
Drama. Mystery This fictional movie, using flashbacks, spans over four centuries from the late 17th century to the end of the 20th century. It also spans three continents, Europe, Asia and North America. It follows the story of the famous, mysterious, haunting, mesmerizing, "Red Violin" (as told from the perspective of a sooth sayer from Cremona, Italy, Cesca) from the time it is made by famous Northern Italian violin maker, Nicolo Bussotti to it's ... [+]
Language of the review:
  • es
October 1, 2009
7 of 9 users found this review helpful
Cinco historias, cinco cartas de tarot, un intervalo de quinta entre cada una de las cuatro cuerdas de un violín. No es casual. El film de François Girard es un mecanismo bien ensamblado. La primera y la última historia convergen desde el principio, actúan como dos polos armónicos. Las demás historias parecen servir solo de puente entre pasado y presente (un niño de débil corazón, un lúbrico compositor arrebatado, una militante comunista china seducida por la música europea). Sin embargo, hay más que un pasar de una mano a otra: cada uno de esos seres ha depositado en el violin parte de su propia esencia, el talento infantil, la pasión sexual, el sacrificio por el arte. El motivo musical se recrea una y otra vez en diversas variaciones remotamente cercanas, hasta que el tema original vuelve, a ambos extremos del tiempo, unida por una luna llena que cierra el ciclo al mismo tiempo que cumple su símbolo de fecundidad. Finalmente dos historias se dan la mano, dos historias que empezaron y acaban ensambladas como un solo acorde, con dos padres que brindan un presente a sus hijos: el violín rojo, suma y cifra de sangre y sonido, de música y tragedia. Con la historia final, el personaje de Jackson cumple la voluntad truncada del luthier Bussoti allá a fines del siglo XVII.
La idea global es hermosa. Como también es claro el empeño de Girard de hacer una película tan bella como la música de Corigliano. El problema es que el canadiense no consigue que el celuloide esté a la altura de cuanto nos quiere transmitir. Le faltan imágenes para traducirlo y eso se nota. En su poema "Museo", la genial Szymborska habla de esos objetos que sobreviven a sus dueños. También aquí el violín ha sobrevivido, sobrepasado incluso al cine y a su director. Lástima. Las historias individuales no están a la altura del proyecto de conjunto y el cine aparece como un objeto disecado. Quizá con algo de menor clasicismo estético, de pretenciosidad y con más amor por la imagen, Girard hubiera logrado un film tan perfecto como este violín rojo: tema con variaciones siempre distinto, símbolo heraclitano del fluir de la vida.
Lucien
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