El prolífico Rob Reiner ("La princesa prometida", "Cuando Harry encontró a Sally", "Misery") realiza con "Algunos hombres buenos" su mejor película, una auténtica obra maestra que podría calificarse como el mejor thriller jurídico-militar con permiso, claro está, de "Senderos de gloria". La película es completísima, no en vano la historia se centra en un guión del talentoso Aaron Sorkin (nada más y nada menos que el creador de "El ala oeste de la Casa Blanca") cuyo mayor mérito es contar una historia que engancha en todo momento al espectador, tanto por su adecuada narración de thriller como por la magnifica definición de todos los personajes que intervienen en la misma.

Hablar de personajes implica aludir al espectacular elenco destinado a este proyecto, siendo Demi Moore la única que destaca por su mediocre interpretación. Nicholson y Cruise son quienes dan verdadero empaque al relato, con un enfrentamiento en pantalla que pasará a los anales de la historia del cine. El gran Jack es un condecoradísimo oficial de alto rango que en todo momento muestra su superioridad ante todo el mundo mientras que Cruise es un abogado que, a pesar de su poca experiencia, demuestra gran inteligencia y sagacidad para los litigios, a la par que un comportamiento un tanto impropio para un oficial de marina (no llega a las locuras cometidas en "Top Gun" pero casi). Ambos están perfectamente secundados por Kiefer Sutherland (perfecto en su rol de marine fanático a quien sólo le importa el ejército) J.T. Walsh (uno de los pocos oficiales con ciertos visos de moralidad), Kevin Pollack (ayudante a regañadientes de la defensa por no creer en sus clientes) y Kevin Bacon (el fiscal implacable de turno a la vez que amigo de Cruise).

El argumento aborda cuestiones muy importantes: ¿puede ser cuestionada una orden dentro del cuerpo de marines?, ¿donde se pone el límite en cuestiones de seguridad nacional?, ¿es más importante el honor que la justicia?... Aunque realmente todo gira en torno a uno de los argumentos más universales: la difícil y complicada lucha del bien contra el mal.

La estética está cuidada al detalle durante todo el metraje, desde el inicio, con unas espectaculares maniobras militares de cara a la galería, pasando por la situación en Cuba hasta el momento final en los juzgados, con una atmósfera de gravedad que resalta de forma imponente los momentos cumbre del film, así como una banda sonora de lo más adecuada para ayudar al espectador a tener la carne de gallina en las secuencias clave (aunque quienes de verdad se encargan de esto son sus dos principales estrellas protagonistas).

Es una película redonda de principio a fin a la cual no se le puede encontrar un solo fallo. Desde aquí mi enhorabuena a todos los responsables de un proyecto absolutamente imprescindible para todo buen cinéfilo.