El poco respeto que muchos realizadores han mostrado a "El señor de los anillos" puede llegar a ser insultante. En esta ocasión, Jim Henson y Frank Oz han intentado hacer una de sus películas de teleñecos plagiando descaradamente la obra de Tolkien, utilizando unos funestos muñequitos de trapo como protagonistas y empleando unos absurdos y mediocres efectos especiales durante todo el film. La historia es un calco de la trilogía de Tolkien: una raza inferior debe salvar al mundo de la tiranía de los señores oscuros, sólo que en vez de encontrar un anillo, el protagonista encuentra un cristal. Por si esto fuera poco, el metraje es demasiado largo para lo poco que cuenta, pues se trata de una historieta para niños que no superen los cuatro años, es decir, sin ningún tipo de maldad, ni susto ni inteligencia, vamos que podría definirse como una sesión de marionetas en la plaza del barrio. Creo que la literatura tan esmerada de J.R.R. Tolkien y su mundo ficticio deberían ser más respetados, pues cualquiera se atreve a utilizar la imaginación del escritor en su provecho para producir bodrios de este calibre.