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Spain Spain · Málaga
Kaori rating:
3
Drama Edmund, a young boy who lives in war-devastated Germany after the Second World War has to do all kinds of work and tricks to help his family in getting food and barely survive. One day he meets a man who used to be one of his teachers in school and hopes to get support from him, but the ideas of this man do not lead Edmund in a clearer or safer way of living...
Language of the review:
  • es
July 29, 2016
10 of 17 users found this review helpful
Los niños son los primeros perjudicados en un conflicto bélico o de crisis social. La actualidad nos da pruebas de ello constantemente, ya sea con la crisis de los refugiados en Europa o tras el terremoto de Nepal el año pasado, donde las cifras de niños desaparecidos que se calcula que han caído en redes de tráfico de personas son espeluznantes y debería ser motivo de intervención directa por parte de las potencias occidentales.

En «Alemania, año ero» el protagonista es también un niño que en su caso vive la posguerra alemana. La película se rodó en escenario reales de la época, así que la devastación de la contienda queda patente con claridad y no deja de funcionar como documentos histórico. En esa situación de pobreza y perdición, el joven Edmund tendrá que sobrevivir junto con su familia, formada por un padre enfermo, una hermana y un hermano mayor solteros con sus propios problemas.

Rossellini, de quien es esta la primera película que veo, tiene como mayor defecto el hecho de que sea neorralista, movimiento que en lo personal no admiro lo más mínimo. El cine no necesita recurrir al no-cine para mostrar la realidad. En ese no-cine, los actores no actúan, el formato se acerca al documental y el guion parece más un día cualquiera de los vecinos de Berlín que una construcción escrita y meditada con la que expresar una idea. Reformulemos el concepto de «realismo». No se es más realista en el drama de una guerra por ser más cotidiano y menos imaginativo.

«Alemania, año cero» propone una situación de amoralidad tras la hecatombe nazi, o eso debemos suponer. Analicémoslo un momento. Uno, la amoralidad que se plantea puede darse en todos los lugares y en todas ideologías; no veo, ni la historia plantea pese a sus pretensiones, causa directa. Dos, la tragedia que se desencadena en la última media hora (última media hora, por cierto, aburridísima) no es atribuible en exclusiva al Nazismo; de hecho, puede que sea lo que menos influye en Edmund visto el panorama lastimero que le rodea y los discursos paternos que tiene que aguantar. Además, aunque el director nos introduce la película con una defensa católica de la sociedad, la historia no refleja en absoluto esta visión, así que menos pie da para la reflexión.

Pesada y limitada.
Kaori
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