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Spain Spain · Honor al Sabadell!
Grandine rating:
4
Comedy In SCHOOL FOR SCOUNDRELS, Jon Heder plays Roger, a beleaguered New York City meter maid who is plagued by anxiety and low self-esteem. In order to overcome his feelings of inadequacy, Roger enrolls in a top-secret confidence-building class taught by the suavely underhanded Dr. P (Billy Bob Thornton). Aided by his assistant, Lesher (Michael Clarke Duncan), Dr. P uses unorthodox, often dangerous methods, but he guarantees results: Employ ... [+]
Language of the review:
  • es
September 25, 2007
16 of 24 users found this review helpful
El cuarto trabajo tras las cámaras del realizador Todd Phillips (autor de otras como "Road trip") puede decirse que, aunque no resulte todo lo interesante que podría haber resultado, sí promete un buen rato de entretenimiento y, en ocasiones, incluso algo de ingenio y desparpajo en la resolución de según que situaciones.

En "School for scoundrels" pues, hallamos una serie de tópicos ya acumulados y que habían sido usados antes, pudiendo encontrar las similitudes más simbólicas en films como "Ejecutivo agresivo", donde la figura del profesor, o la idea de esa especie de terapia, aunque en esta ocasión sea para 'pringaos', son casi idénticas, y podemos toparnos también con ciertos y pequeños homenajes a géneros de lo más dispares, desde la intriga más disparatada (el rollito de los sobres, parte de su tramo final, etc...), hasta la acción selvática (aunque en este caso se desarrolle en un bosque) más 'McTiernaniana' con ese momento con Lesher en el bosque que le traerá a más de uno buenos recuerdos.

Probablemente, no se aleje de lo de siempre, de ese sentimentalismo que ya recubre la gran mayoría de comedias románticas actuales, de ciertos giros de guión para otorgar más amenidad, del personaje que complica las cosas al protagonista, de la relación con una muchacha que luego le alejará de él por X motivos y un largo etcétera que no describiré para no extenderme demasiado.
Pero es, simplemente, la pericia de ese trío actoral, liderado por Heder, que cada vez interpreta con mayor soltura y desarrolla sus tics con una gracia mucho más airada, y completado por un Bob Thornton cumplidor como casi siempre, o por un Clarke Duncan que, esté donde esté, resulta entrañable, el factor que hace de este film un tan ameno como humorístico espectáculo para pasar uno de esos ratos que, aunque quizá se olviden pronto, ya logran mucho más que gran parte de la cartelera que nos vemos obligados a sufrir actualmente. No es una bocanada de aire, pero sí insufla algo de simpatía, que es lo suyo.
Grandine
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