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Spain Spain · Honor al Sabadell!
Grandine rating:
8
Drama Back in the late ’80s, Randy “The Ram” Robinson (Mickey Rourke) was a headlining professional wrestler. Now, twenty years later, he ekes out a living performing for handfuls of diehard wrestling fans in high school gyms and community centers around New Jersey. Estranged from his daughter (Evan Rachel Wood) and unable to sustain any real relationships, Randy lives for the thrill of the show and the adoration of his fans. However, a heart ... [+]
Language of the review:
  • es
January 12, 2009
227 of 263 users found this review helpful
Desazón total. Esa es la sensación que se produce en el espectador una vez ha terminado de ver "The Wrestler".

En ella, se explora más que la decadencia de un ídolo que años atrás fue algo mucho mayor, una persona que tuvo que dejar atrás todo cuanto quería, aunque fuese de modo involuntario, para poder seguir su particular senda hacía las cuerdas de un ring que, con el tiempo, se desmoronaría como su propia existencia. Y es que, mucho más allá de todo eso, en la última y soberbia obra de Aronofsky nos encontramos con un personaje que, llegado a cierto punto límite, se debate entre si olvidar todo aquello que le lanzó al estrellato o volver a caminos antiguos, ya pisados con anterioridad, para poder enmendar lo que un día se truncó, y que ahora podría ser una vía de escape de ese mundo, hacía otro mucho más sencillo, exigente y satisfactorio. Un mundo donde la redención y el reencuentro fueran un punto de partida para un ser que lo perdió todo, y ahora quiere volver a encontrarse con la realidad, pero no una realidad ficticia que vivió durante años y años, sino una realidad palpable en la que todo no es tan fácil como podría parecer, en la que una lágrima podría significar más de lo que jamás significó.

Para ello, un Mickey Rourke en plena forma que, aunque haga de estrella venida a menos, e interprete un paradigma de su carrera, escenifica la paradoja de una vida poco satisfactoria en un rostro envejecido y demacrado por el paso del tiempo. Todo ello sin necesidad de planos cortos o detalles, sino sosteniendo a nuestro protagonista desde otra óptica radicalmente distinta, una óptica que retrata el empobrecido ambiente en el que malvive, la sordidez del lugar donde se emplea por unas míseras monedas y la tristeza de un mundo que para él era espectáculo, y ahora son solo sitios desprovistos de vida alguna.

A lo largo de "The Wrestler", parece ser que tras esa apagada mirada, tras ese desgastado aspecto, lo único que le podría otorgar algo de candor es el apoyo de la única persona con la que parece tener contacto (una colosal Marisa Tomei que desgrana su papel con carácter) y el reencuentro con el único ser querido al que nunca tuvo demasiado cerca. Sin embargo, tras ese mostrador al que se acoge para iniciar una nueva vida, tras esa clientela a la que atiende con una sonrisa en la boca, todo termina restallando debido a una falsa realidad que Randy no habría podido mantener por un minuto más, puesto que esa no es su vida, esa no es su forma de vivirla, y jamás lo será.
Grandine
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