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Spain Spain · Honor al Sabadell!
Grandine rating:
8
Animation. Fantasy. Comedy A newlywed develops a strange lump on his neck that gives him the ability to transform people or objects at will. His wife is very upset. Meanwhile, the CEO of Smilecorp learns of this man and his ability and sees a way to achieve world domination if only the man can be taken alive.
Language of the review:
  • es
February 26, 2009
16 of 17 users found this review helpful
Descacharrante y extrema.
Dos adjetivos, y un cineasta que parece alejarse de las convenciones, tan pronto decide acercarse, de nuevo, a un universo tan propio como referencial de guiños a la serie B más pura. Gracias a éstos, Plympton sabe como otorgar una frescura y un desparpajo inconmensurables a cada uno de los momentos tan genialmente confabulados en ésta "I Married a Strange Person!", una desquiciante cinta en la que, partiendo de una base de absoluto delirio, sólo sus momentos iniciales ya indican el camino de pura y palpitante esquizofrenia que tomará la propuesta, para terminar desembocando en cauces de lo más prolíficos.

Pero no sólo de guiños vive el fascinante mundo de Plympton y, una vez agotados sus primeros cartuchos donde ha disparado indiscriminadamente hacía el espectador con un toma-y-daca de imágenes descaradas y divertidísimas, carga de nuevo para, en esta ocasión, apuntar hacía objetivos propios, e idear una crítica hacía el sistema de manipulación televisivo, la tiranía que los más grandes ejercen entorno a todo aquello que creen poder controlar y el sensacionalismo como base de una dieta abundante de un espectador que, a bien seguro, quedaría ensimismado ante la pantalla observando según qué.

A partir de ahí, el delirio se torna un reguero de momentos maravillosamente confabulados que lanzan una y otra vez antológicas imágenes (en especial, las acontecidas entorno a ese ejército) imperdibles, de esas que se conservan en la retina por el enorme poderío imaginativo de este monstruo en el campo de la animación que, no contento con ofrecer algo fresco y contundente, pone todo su talento en favor de maravillosos gags visuales que se desarrollan gracias a brillantes golpes de efecto y una creatividad apabullantes.

Puede que su último tramo sea todavía más surrealista y disparatado que todo lo visto anteriormente, pero el norteamericano culmina su obra con otro de esos enrarecidos finales (por poseer un tono tan extraño alrededor del resto de la película) y pone la guinda a un vehículo de diversión, ejercicio crítico y entretenimiento de puro lujo. De esos que no se pueden observar cada día.
Grandine
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