Western en clave de comedia en el que la encantadora y divertida Lucille Ball traerá en jaque a dos rudos pretendientes que intentarán conquistarla a golpe de revólver, de puñetazo o de jugarretas varias.
La película cuenta con momentos francamente divertidos: el baño de Johnny en el barril de agua, la mayoría de las escenas en el campamento indio, los comentarios del juez. La excelsa vis cómica de Lucille Ball y la soberbia actuación de un Billy Gilbert en permanente estado de gracia (nunca mejor dicho) inclinan irremediablemente a la historia hacia la farsa y el sainete. El error de George Marshall es introducir el personaje de Jim Sawyer (Dean Jagger con pelo). Éste actúa de forma despiadada, ventajista y cruel. También lo hacen sus secuaces. Por decirlo de otra manera, son personajes "serios" que se mueven en ambientes "serios". Por lo tanto, el espectador no sabe muy bien a qué atenerse hasta llegar a todo lo que acontece en el campamento indio. A partir de ahí, sí. Ya se da cuenta de que, hasta el final, solo le espera la sonrisa y el disparate. Claro que... tampoco está nada mal.