Como si tratase de una pesadilla de enredo, Polanski nos muestra su cuento más amargo y pretencioso, asfixiante y único.

Desde el momento en el que nuestros ojos se abren, empezamos a indagar en una filosofía paranóica y elocuente del "yo" y la comunidad.

Aquí viene la pregunta : ¿ Cuántas veces te han presionado para cambiar tus ideas, para encerrar tus emociones y sentimientos en un cuarto oscuro y silencioso, olvidando así nuestro "ser" y nuestro "pensar", arrojándonos al barranco del temor?
Por si lo dudas, Roman Polanski te lo plasmará y disertará hasta tejer tus ojos y mente en un bucle de ahogos y suspiros donde eres uno más del inquietante cuento. Ya sea por la fotografía electrizante y sensible del gran Sven Nyckvist (colaborador del sueco Ingmar Bergman), por los planos tan sórdidos y expresivos, por ese ambiente macábro y expentante, o por esos personajes tan palpables y creíbles, este film es digno de conmemorarlo de obra maestra.

Junto con el pensamiento, caminarás resbalando entre confusiones, pasadizos y puertas, en donde habitan el egoísmo, el orgullo, el egocentrismo, y el más horrible temor al ser uno mismo.
Una obra llena de lirismo y poesía, pero sobre todo, una profunda lección de la aceptación, la fragilidad mental, y la imposición del individuo en el insensible mecanismo y pensamiento de la callada sociedad.