Creo recordar que fue Fellini quien aseveraba que para conocerle bastaba con acudir a su obra. "Rocco y sus hermanos" podría cumplir ampliamente esa máxima con relación a Visconti. La importancia de la familia, su concepción social de tintes marxistas, la explotación y marginalidad de las gentes del sur de Italia que ya expuso en "La tierra tiembla" (1948), la brecha social e ideológica entre ese sur pegado al mar y a la tierra y el norte industrializado..., todo ello aderezado con su gusto por lo teatral, lo trágico, lo melodramático, lo operístico, su propia sexualidad...; a tan tremendo cóctel   que Visconti maneja con maestría combinando el neorrealismo con planteamientos mucho más elaborados donde aflora el noir y un lirismo poético exacerbado, hay que añadirle la profunda carga de la culpa y el arrepentimiento religioso, la obscenidad sin tapujos de la obra del escritor, dramaturgo e historiador Giovanni Testori (1923-93) en la que en buena parte se basa el cuarteto de guionistas con la ciudad de Milán y su entorno como protagonista.

Con todo ello compone Visconti en su sexto largometraje un fresco épico de tres horas dividido en capítulos por cada uno de los hijos de esta familia procedente de la región de Lucania que empieza a desintegrarse nada más llegar a la desolada estación milanesa. La idiosincrasia personal de cada vástago afrontará un destino diferente donde las pasiones más primarias determinan la tragedia en un ámbito social donde las oportunidades  de una vida más digna están al final de un camino lleno de trampas y escollos  de cantos de sirena donde es fácil perderse.

La bondad prístina de un Rocco encarnado por la poderosa fotogenia de Delón como cabeza de cartel se vuelve inútil ante el destino trágico que manejan los dioses insuflando pasiones a los humanos. Annie Girardot y Renato Salvatori conforman ese dúo trágico de manera soberbia al que Visconti sabe sacar todo el partido estético, poético y simbólico que arrastran.

La película en el notable blanco y negro de  Giuseppe Rotunno nos ofrece escenas memorables para el recuerdo, alguna de ellas desgarradoras que fueron censuradas en su momento y afortunadamente recuperadas. En España la versión íntegra no se pudo ver hasta el 74. La música de Nino Rota nos evoca y enlaza con ese otro desaforado drama familiar como fue "El padrino" (F.F. Coppola / 1972) de similares connotaciones.

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