Un consejo práctico para los que sostienen opiniones incómodas:

Cuando uno charla con los colegas (cinéfilos o no) sobre cine, vamos a poner en un bar, queda de escándalo decir: "qué actorazo es Sean Penn, o Daniel Day-Lewis, o Russel Crowe, o Morgan Freeman" Cualquier tipo sin excesivo atractivo físico suele valer (no menciones a Steven Seagal, tampoco es cuestión de pasarse). Salvo estupidez aguda de alguno de los tertulianos, no habrá problema alguno con tu afirmación, pues es totalmente cierta y no genera ningún tipo de polémica, ya que no es necesario llevar gafas de pasta para darse cuenta de lo obvio. Caes cada vez mejor e igual te invitan a una ronda.

Ahora si mencionas nombres como Leonardo DiCaprio, Brad Pitt, Jude Law, Johnny Depp (con éste gracias a Dios hay más aceptación) o algún guaperas más (no digas Orlando Bloom, recuerda que no hay que pasarse), preparate para:

- Ser considerado como inculto del 7º arte.
- Ser considerado como un calzonazos hipersensible que escucha canciones de James Blunt y que lloró con Titanic.
- Que tu heterosexualidad (en tal caso) sea puesta en duda.
- Que sarcásticamente te ofrezcan sucribirte al Superpop.
- Que el más perro de tus amigos informe al bar entero de tu opinion. En ese momento la musica parará y todos te mirarán serios y en silencio.
- Que te regalen Pretty Woman por tu cumpleaños.
- Un largo etcétera, os estoy poniendo en el mejor de los casos.

Y colega, si algún día te ves en esa situación, yo te recomiendo:

- Apura tu cerveza/refresco/cafe/bebida isotónica.
- Mírales con chulería.
- Recomiéndales ver ¿A quién ama Gilbert Grape?
- Eructa (esto es opcional)
- Levántate de la mesa, deja con desgana un billete para pagar la cuenta y vete sin despedirte y sin esperar el cambio, con la cabeza bien alta. Eso sí, date prisa en salir del bar y no te pases de chulo o te irás calentito a casa.

Quizás no les hagas cambiar de idea, quizás no te haga gracia perder un par de euros en el cambio, quizás no te guste tener un ojo morado, pero has defendido una verdad incómoda. Olé tú, olé yo y olé los que sabemos que forrar carpetas de quinceañeras y tener talento es compatible.