Creo que ésta podría haber sido esa gran película sobre la intolerancia, la xenofobia y los prejucios sociales que tanto tiempo anda buscando el cine norteamericano -probablemente provocado por un sentimiento de culpa más que justificado. Su arranque y la presentación de los conflictos y las situaciones son estupendas y muy prometedoras, con un tratamiento bastante directo y unos personajes que, extrañamente, desprenden sinceridad. Pero pienso que Haggis falla en aspectos de realización, ya que a la hora de resolver escenas dramáticas y determinadas historias cae en una puesta en escena tan enfática como desmedida. No deja de resultar curioso que la historia que se cierra con más fuerza y, probablemente, con más emoción -contenida- sea la de Sandra Bullock, que es a la vez la que se muestra de forma más escueta y la que se resuelve de una manera más sencilla.

Tiene muchas cosas interesantes. Merece la pena, a pesar de sus defectos. Estoy convencido que esta película era mucho mejor sobre el papel del guión.