En este largometraje se nos presenta un mundo virtual basado en un videojuego, un universo ficticio en el que jugadores conviven con npc (en español pnj: personaje no jugable) y nuestro antihéroe Guy se encuentra en el segundo grupo, viviendo una vida monótona y aburrida hasta que un día por un “flechazo” de amor decide romper su vida rutinaria, y es que el concepto de Free Guy recuerda mucho a El gran show de Truman, por otra parte cuenta con muchas referencias a otras películas y videojuegos que intercala con diversos cameos, que oxigenan la trama hacia su finalización que para mi gusto puede ser un poco más predecible.

Gracias a la existencia de una doble trama entremezcla escenas del videojuego y la vida real que resaltan los buenos efectos especiales que tiene esta película siendo unos de sus puntos fuertes, a su vez también es capaz de presentar escenas muy únicas y solamente posibles en un mundo de este calibre por lo que la originalidad de sus tomas es de admirar, en cuanto a esto último, el aspecto de poner escenas del videojuego en monitores de la vida real es una idea muy interesante y que de seguro más películas usarán.

Regresando a la doble trama se nos presenta un “romance” claramente definido que se puede percibir como el detonante de la película, ya mencionado en el primer párrafo, entre la chica Molotov y Guy, que se vuelve una comedia romántica por el comportamiento de nuestro amigo virtual. Este último representa la historia amorosa fuera del mundo de Free City entre los dos protagonistas.

En conclusión, esta es un película muy recomendable para desconectar un rato ya que mientras que sepas distinguir entre el mundo real y el ficticio (cosa que es muy fácil) se vuelve sencilla de seguir y entender, además de que es apta para casi todos los públicos por lo que se puede ver en familia.