Como nunca es demasiado tarde, o nunca se es demasiado viejo para hacer algunas cosas, la mejor secuela de la saga sobre Rocky Balboa ha tenido que suceder casi cuarenta años después de la original, cuando algunos ya pensaban que era demasiado tarde. Y llega Ryan Coogler y nos regala esta película.

No me cabe duda de que gran parte del éxito de la cinta reside en su guionista y director, que plantea una película interesante, rescatando la mitología de la saga y que estalla en un clímax final impresionante con la pelea final. Y es que no falta en ‘Creed’ el homenaje, pues sabe beber, autorreferenciarse y, además, plantear un camino alternativo al de la saga a la que va unida.

Luego está Sylvester Stallone, señores, que nunca ha sido un plato de buen gusto para la academia de cine y al que le ha costado reconocer que los años ya pesan. Y si bien la dualidad Rocky/Stallone (porque Rocky ya no ha otro) esta vez no se sube al cuadrilátero, la fuerza y el espíritu del personaje es tan grande que su nuevo papel de consejero del discípulo (un Michael B. Jordan que no se queda atrás) le viene como anillo al dedo.

‘Creed’ supone la mitificación final de su personaje más carismático. Porque Stallone logra emocionar, que eches memoria y recuerdes su grandeza, que te salte la lagrimilla de los ojos. Y eso es CINE, con mayúsculas. Me parece oro puro y lo mejor de la película.

‘Creed: La leyenda de Rocky’, es la muestra de que si las cosas se hacen bien y con sentido común, puedes hacer una secuela que mire directamente a los ojos y sin bajar la guardia a la original.

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