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Hickeystyle rating:
5
6.3
48,850
Fantasy. Adventure. Action
When we last left Bilbo (Martin Freeman) and Thorin's (Richard Armitage) company, they had just retaken Erebor from the dragon Smaug, but at a terrible cost as the dragon headed towards Laketown to take his revenge. While Bard (Luke Evans) is faced with defeating the dragon to save his home, Bilbo and the dwarves are forced to look for the Arkenstone on command of a power-hungry Thorin, whose gold sickness gets worse by the hour. As the ... [+]
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- es
December 17, 2014
17 of 27 users found this review helpful
Como el turrón de Suchard, vuelve Peter Jackson por Navidad con su tercera y última parte de la trilogía que se ha sacado de la manga (poco tiene ya que ver con el libro original) con ‘El Hobbit’, la adaptación cinematográfica de un libro de tres cientas páginas en tres películas de casi tres horas de duración cada uno. Es inevitable realizar las odiosas comparaciones con la trilogía original de ‘El Señor de los anillos’ a la hora de evaluar el producto final. Y partir de aquí, surgen inevitablemente los posibles SPOILERS.
Más en: https://alquimistacinefilo.wordpress.com
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SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Como ‘La Comunidad del anillo’ (y salvando las distancias), ‘Un viaje inesperado’ nos preparó el camino dándonos a conocer a los personajes más relevantes de la nueva historia que aventurábamos a ver y, como sucedió con ‘Las dos torres’, ‘La desolación de Smaug’ volvió a confirmarse como la mejor parte de la trilogía y un pequeño punto de inflexión para bien en la saga. Pero a diferencia de ‘El retorno del rey’ (cuyo único defecto es el de tener tres o cuatro finales), buscásemos por donde buscásemos, no teníamos un hilo argumental claro sobre el que sostener ‘La batalla de los cinco ejércitos’. Del libro original, solo nos quedaba la batalla final y la venganza de Smaug.
Y la verdad es que la película no puede arrancar de mejor manera con sus mejores veinte minutos y los más inspirados que veremos en toda la película. Mi hype incluso ascendió. Smaug, el dragón, absolutamente desatado lanza su ataque y la mejor versión de Peter Jackson, el director y gran creador de espectáculo, van de la mano. Es una lástima que, habiéndose inventado más de la mitad del metraje de la trilogía, Jackson no haya sido capaz de darle un poco más de relevancia al personaje de Smaug, dando por terminada la fiesta inicial a los veinte minutos de película.
Entonces la película se viene abajo conforme pasan los minutos. Sufre un terrible bajón, de ritmo, de narración, de todo. La película da paso a cuarenta y cinco largos y tediosos minutos de preparación para la gran batalla final. Admito que bostecé más de dos o tres veces en un tramo que debería de servir para calentar motores. “¡Sólo queda el espectáculo!” Pensé iluso. Y se los habría perdonado a Jackson de no ser porque falla también en la última parte, en donde él hace diez años era un auténtico maestro.
Qué maravilla de planos y secuencias nos otorgó la batalla en el abismo de Helm, mi favorita por poner un ejemplo. La gran batalla final de los cinco ejércitos’ es repetitiva y monótona a más no poder, carente de cualquier clímax y absolutamente agotada de recursos. Jackson está más pendiente de que todo cuadre con la trilogía original y de que los fan boys puedan ver las dos trilogías seguidas sin pestañear. No me han asombrado en absoluto las secuencias de acción enrevesadas y me atrevería a decir que no han pulido del todo bien los efectos especiales y resultan bastante cantosos en algunas secuencias.
No voy a discutir con los fans más acérrimos de la saga porque imagino que van a salir encantados del cine, pero estamos ante la que es claramente la película más floja de la saga de ‘El Hobbit’ y la peor de todo el viaje a la tierra media.
Mirar atrás en el tiempo y ver la huella que dejó para toda una generación ‘El Señor de los anillos’ es irrefutable. Sus películas tuvieron un grandísimo impacto tanto en la crítica como en el público y nos hicieron vivir las más increíbles aventuras. Ahora, ‘El Hobbit’, como trilogía, se ha quedado en un chicle que se estira y estira para darnos dos entregas con cierta gracia (gracias a que Bilbo Bolsón tiene más salero que Frodo y el buen hacer de Martin Freeman) pero que no me apetecen recuperar en DVD y una tercera entrega totalmente olvidable.
“¿Cómo puedes decir eso?, ¡Si repite las mismas bazas! ¡Hay batallas! ¡Hay magia!” No os dejéis engañar. La magia se acaba a los veinte minutos. De ahí en adelante, todo se puede olvidar.
Y la verdad es que la película no puede arrancar de mejor manera con sus mejores veinte minutos y los más inspirados que veremos en toda la película. Mi hype incluso ascendió. Smaug, el dragón, absolutamente desatado lanza su ataque y la mejor versión de Peter Jackson, el director y gran creador de espectáculo, van de la mano. Es una lástima que, habiéndose inventado más de la mitad del metraje de la trilogía, Jackson no haya sido capaz de darle un poco más de relevancia al personaje de Smaug, dando por terminada la fiesta inicial a los veinte minutos de película.
Entonces la película se viene abajo conforme pasan los minutos. Sufre un terrible bajón, de ritmo, de narración, de todo. La película da paso a cuarenta y cinco largos y tediosos minutos de preparación para la gran batalla final. Admito que bostecé más de dos o tres veces en un tramo que debería de servir para calentar motores. “¡Sólo queda el espectáculo!” Pensé iluso. Y se los habría perdonado a Jackson de no ser porque falla también en la última parte, en donde él hace diez años era un auténtico maestro.
Qué maravilla de planos y secuencias nos otorgó la batalla en el abismo de Helm, mi favorita por poner un ejemplo. La gran batalla final de los cinco ejércitos’ es repetitiva y monótona a más no poder, carente de cualquier clímax y absolutamente agotada de recursos. Jackson está más pendiente de que todo cuadre con la trilogía original y de que los fan boys puedan ver las dos trilogías seguidas sin pestañear. No me han asombrado en absoluto las secuencias de acción enrevesadas y me atrevería a decir que no han pulido del todo bien los efectos especiales y resultan bastante cantosos en algunas secuencias.
No voy a discutir con los fans más acérrimos de la saga porque imagino que van a salir encantados del cine, pero estamos ante la que es claramente la película más floja de la saga de ‘El Hobbit’ y la peor de todo el viaje a la tierra media.
Mirar atrás en el tiempo y ver la huella que dejó para toda una generación ‘El Señor de los anillos’ es irrefutable. Sus películas tuvieron un grandísimo impacto tanto en la crítica como en el público y nos hicieron vivir las más increíbles aventuras. Ahora, ‘El Hobbit’, como trilogía, se ha quedado en un chicle que se estira y estira para darnos dos entregas con cierta gracia (gracias a que Bilbo Bolsón tiene más salero que Frodo y el buen hacer de Martin Freeman) pero que no me apetecen recuperar en DVD y una tercera entrega totalmente olvidable.
“¿Cómo puedes decir eso?, ¡Si repite las mismas bazas! ¡Hay batallas! ¡Hay magia!” No os dejéis engañar. La magia se acaba a los veinte minutos. De ahí en adelante, todo se puede olvidar.