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Drama. Fantasy
In a US retirement home in the present, elderly Paul Edgecomb reminisces to his friend Elaine. Flashbacks reveal events in 1935: Edgecomb is a death-row warder in a southern state prison. He takes custody of John Coffey, convicted of murdering two little girls. Another warder, Percy Wetmore, who treats the prisoners sadistically but is protected by powerful allies, asks to take part in the next execution. One day, Coffey calls over ... [+]
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- es
October 12, 2011
5 of 7 users found this review helpful
Tras maravillar con una de las mayores obras maestras que se han podido saborear en la historia del cine (Cadena perpetua), el realizador Frank Darabont regresó de nuevo 5 años después a un drama carcelario (de esos de ahogante mar de desesperanza sobre el que flotan pequeños retazos de humanidad) y... ¡gracias al Cielo que volvió!
Darabont demuestra porque solo él es el maestro y señor del drama de presidios; ya que nos retorna de nuevo a una carcel de pálpito, de embrujo, de ternura, de sobrecogimiento, de magia y... de auténtico ACOJONE.
Esta adaptación de la obra de Stephen King sobre un vetusto y deprimente corredor de la muerte (con pequeñas rendijas de cordialidad y magia) resulta brillante como pocos... tanto, que es difícil decir si es mejor el relato escrito o la película. El guión es sublime (trata el tema más estremecedor (la muerte) y el problema más ahogante (la culpa)); maduro y medrado pero sensible y meditabundo. Hay admirable compadreo, humor genial y perspicaz... (sigue en spoilers)
Darabont demuestra porque solo él es el maestro y señor del drama de presidios; ya que nos retorna de nuevo a una carcel de pálpito, de embrujo, de ternura, de sobrecogimiento, de magia y... de auténtico ACOJONE.
Esta adaptación de la obra de Stephen King sobre un vetusto y deprimente corredor de la muerte (con pequeñas rendijas de cordialidad y magia) resulta brillante como pocos... tanto, que es difícil decir si es mejor el relato escrito o la película. El guión es sublime (trata el tema más estremecedor (la muerte) y el problema más ahogante (la culpa)); maduro y medrado pero sensible y meditabundo. Hay admirable compadreo, humor genial y perspicaz... (sigue en spoilers)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
... (inolvidables esas cazas al ratón por parte de Paul Edgecomb y sus majetes ayudantes... o sus "venganzas" hacia el pérfido Percy), hay perfecta ternura (¡ay Jingles!, ¡querido ratoncito e inolvidable y tierna mascotita, que creas lazos de afecto y haces olvidar por momentos el inconmensurable drama que rodea esos barrotes de óbito y trance!), hay simbolismo fascinante (cualquier cosa que diga o "vea" el grandullón Coffey es de sumo interés), hay un drama atrapante (esa maldita infección urinaria nos dolerá a todos como si "meáramos cuchillas afeitar") y, sobre todo, hay un pánico abrumador y altamente empático (esa "chispas", máquina infernal que otorga al film los momentos más sobrecogedores e impactantes). Todos y cada uno de sus momentos son de un embelesamiento irrepetible.
Darabont esta vez se introduce en una prisión con carceleros y reos menos duros y más comprensivos que los de Tim Robbins y compañía... pero es que no los necesita. La última milla por recorrer, la milla verde, no necesita infundir más temor a condenados y vigilantes, ya que con el olor a muerte y sus truculentas esperas y ejecuciones es suficiente como para amasar y petrificar a (casi) todas las fieras de la prisión. Y así, en "La milla verde", escalofriantes y espantosos churrascos humanos se mezclan con miradas de comprensión y lágrimas de arrepentimiento en un relato que consigue ser punzante como pocos gracias al inconmensurable peso de la trama argumental y al buen pulso narrativo de Darabont que, de nuevo, emplea una puesta en escena sencilla (sets muy acotados, vestuario correcto pero nunca sorprendente, etc ) pero con una destreza explicativa llena del tacto y el vigor que le caracteriza (grande la elección de planos y su edición), y poníendose siempre al servicio de su potente trama y de unas actuaciones en estado de gracia (desde Doung Hutchington como el puñetero papanatas Percy hasta Michael Jetter como el trastornado y arrepentido Del pasando por un Tom Hanks en uno de sus mejores papeles (cuando le toca hacer de jefe veterano, de "capitán" de la manada que parte el bacalao, de patrón paternal pero recto, de ser autoritario e imponente pero cercano... lo borda. O sí no ver "Salvar al soldado Ryan" para comprobarlo con gusto de nuevo) donde sus miradas dicen demasiado).
En fin. Es un metraje que imprime tal potencia y poderío que un nudo se va incrementando en la garganta sin remedio, y los ojos se mantienen pegados a la pantalla como platos con total admiración de principio a fin.
Lo mejor: La sorprendente escena de la muerte de Del... sorprendente por su inesperada brutalidad. Su muerte es asquerosamente cruel y la recordaré como una de las ejecuciones más impresionantemente horripilantes, siniestras y pavorosas del cine.
Lo peor: Su duración (son 3 horas de metraje... 3 maravillosas horas que no dejan de ser tres horas) hace que no sea un film para ver en un entorno con interrupciones.
Darabont esta vez se introduce en una prisión con carceleros y reos menos duros y más comprensivos que los de Tim Robbins y compañía... pero es que no los necesita. La última milla por recorrer, la milla verde, no necesita infundir más temor a condenados y vigilantes, ya que con el olor a muerte y sus truculentas esperas y ejecuciones es suficiente como para amasar y petrificar a (casi) todas las fieras de la prisión. Y así, en "La milla verde", escalofriantes y espantosos churrascos humanos se mezclan con miradas de comprensión y lágrimas de arrepentimiento en un relato que consigue ser punzante como pocos gracias al inconmensurable peso de la trama argumental y al buen pulso narrativo de Darabont que, de nuevo, emplea una puesta en escena sencilla (sets muy acotados, vestuario correcto pero nunca sorprendente, etc ) pero con una destreza explicativa llena del tacto y el vigor que le caracteriza (grande la elección de planos y su edición), y poníendose siempre al servicio de su potente trama y de unas actuaciones en estado de gracia (desde Doung Hutchington como el puñetero papanatas Percy hasta Michael Jetter como el trastornado y arrepentido Del pasando por un Tom Hanks en uno de sus mejores papeles (cuando le toca hacer de jefe veterano, de "capitán" de la manada que parte el bacalao, de patrón paternal pero recto, de ser autoritario e imponente pero cercano... lo borda. O sí no ver "Salvar al soldado Ryan" para comprobarlo con gusto de nuevo) donde sus miradas dicen demasiado).
En fin. Es un metraje que imprime tal potencia y poderío que un nudo se va incrementando en la garganta sin remedio, y los ojos se mantienen pegados a la pantalla como platos con total admiración de principio a fin.
Lo mejor: La sorprendente escena de la muerte de Del... sorprendente por su inesperada brutalidad. Su muerte es asquerosamente cruel y la recordaré como una de las ejecuciones más impresionantemente horripilantes, siniestras y pavorosas del cine.
Lo peor: Su duración (son 3 horas de metraje... 3 maravillosas horas que no dejan de ser tres horas) hace que no sea un film para ver en un entorno con interrupciones.