Fue todo cosa del destino. Yo tenía pocos años, tal vez 5 o 6. Y fue por entonces cuando mis padres, seguidores del estudio Ghibli, me la pusieron. Era un video, que tal vez ahora enseñes a cualquier niño y no sepa siquiera que eso existía, y aún lo guardo. Forma todo parte de una ecuación: Padres frikis + Totoro + infancia e inocencia = Opinión diferente.

Totoro revolucionó mi forma de pensar entonces y ahora aún lo hace. Es sencilla, pero me encanta. Es inocente, pero me encanta. No creo que esté pensada para adultos, pero está claro que cualquier adulto puede verla y gustarle. Eso ya depende de los gustos de cada uno.

El estudio Ghibli no buscó complicados personajes ni enrevesados argumentos. Sigo diciendolo: ¡ES UNA PELÍCULA PENSADA PARA NIÑOS! Y, como niños que fuimos, no queríamos ver historias complicadas, queríamos ver una historia que nos emocionara, que nos gustara, que rompiera los tópicos. Y es como yo la ví, y es como yo la sigo recordando.

Es una película fuera de lo común. No trae solo a un par de hermanas, un padre ocupado y una madre enferma, trae a los Totoros (espíritus del bosque que habitan en el interior de un gigantesco árbol milenario y que son realmente monos), al Gatobús (un espíritu-gato de seis pares de patas que ha asumido su forma de autobús para servir como medio de transporte) y a los Duendes del polvo (pequeñas criaturas redondas y negras que viven en las casas deshabitadas, construyendo madrigueras invisibles y convirtiéndolo todo en polvo).

Trae esos personajes, nunca antes enseñados a niños. Trae aventuras y preocupaciones. Trae amor de familia. Trae protagonistas con las que los niños se identifican. ¿Qué más queremos para darnos cuenta de que es todo un éxito entre personitas de 4 a 10 años?

Pensemoslo, no podemos criticar una película para niños como criticamos cotidianamente las películas para adultos. Así pues he dejado claro a qué debo mi 10 a esta que es, para mí, la más maravillosa película que me podían haber puesto en mi infancia.