Como si me acabara de despertar de un sueño extraño y confuso es lo que he sentido tras terminar de ver esta película. Durante todo el tiempo he tenido la sensación de estar perdido en una historia que no terminaba de comprender. Y ciertamente hay aspectos que generan confusión y que hacen que el espectador se desconcierte un poco con el rumbo que toman determinados acontecimientos.

En realidad, Chunking Express son dos películas en una. La primera historia entre el jóven policía y la misteriosa mujer es un prodigio de dinamismo e intriga. La atmósfera está realmente conseguida, sobre todo el universo de las tiendas y los bajos fondos de la ciudad. La iluminación y la dirección de fotografía son realmente soberbias. Hasta aquí una película sobresaliente en casi todos sus aspectos. De repente se produce un cambio brusco y la trama pasa a ser otra completamente distinta. Aquí es donde yo creo ver el principal problema de la película, la falta de una relación coherente entre historias. Ya nos habíamos metido de lleno en la película y saltamos a otra historia que deja confuso y perdido. La segunda historia pierde dinamismo y misterio a favor de una mayor carga sentimental. Aquí el espectador se puede situar mejor en una sencilla y pequeña historia de amor. Se hace especial hincapié en el detalle y en la cotidianeidad y aunque, notablemente resuelta, la película queda algo coja tras terminar de verla.

Un ejercicio de estilo sin escatimar el fondo. La soledad como motor de nuevas experiencias y como punto de encuentro de almas sin destino. Chungking Express es bellamente extraña y profundamente inquietante. El único pero es la falta de una coherencia interna a la hora de relacionar historias, personajes y situaciones, que de haberla tenido la hubiera hecho mucho más accesible.