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AllThatChernobyl rating:
7
8.0
31,055
Comedy. Romance
John Wayne stars as Sean Thornton, a retired American boxing champion trying to put tragedy behind him by returning to Innisfree, the bucolic Irish village of his birth. He purchases his birthplace from its current owner, enraging the wealthy and bellicose Red Will Danaher (Victor McLaglen), who had designs on the property. On arriving at his cottage, Thornton finds it being swept out by Mary Kate Danaher (Maureen O'Hara), a redheaded ... [+]
Language of the review:
- es
May 13, 2020
2 of 4 users found this review helpful
Que película extraña es "The Quiet Man".
Me pongo a escribir para tratar de desarmarla en mi cabeza y darle un sentido. No porque sea una película compleja y haya que desentrañar algo en su argumento que es más bien simplón, sino porque todo lo que sucede durante las dos horas de "The Quiet Man" parece no pertenecer al mundo real. Y no porque sea fantasía o ciencia ficción, claro está. Es que Ford crea un universo que se rige por sus propias reglas: una paleta de colores absurdamente bella, canciones jocosas en situaciones disparatadas, tradiciones ridículas pero revestidas de cierta nobleza y un territorio finamente esculpido donde van y vienen un montón de personajes que pendulan entre lo entrañable y lo exasperante.
Hay en el registro narrativo cierta complicidad con el espectador pero hasta ahí nomas. Solo hay una escena, rodada de forma casi abstracta, del pasado de Sean y en ese punto se nos da a nosotros una información fundamental para entender la lógica del protagonista. Pero ese es otro mundo, otra realidad. ¿Y si el sueño del exilio es solo eso, un sueño? Aventurar una interpretación de este tipo tal vez sea estúpido tratándose de Ford pero valga la metáfora para reafirmar la entidad onírica de Innisfree.
En ese sentido "The Quiet Man" es un paréntesis. (Un pedazo de) la historia de un hombre sin destino que busca forjarse uno hurgando en sus raíces.
(Continuo en zona spoiler aunque sin revelar nada importante, apenas algún detalle que no hace al argumento en si mismo.)
Me pongo a escribir para tratar de desarmarla en mi cabeza y darle un sentido. No porque sea una película compleja y haya que desentrañar algo en su argumento que es más bien simplón, sino porque todo lo que sucede durante las dos horas de "The Quiet Man" parece no pertenecer al mundo real. Y no porque sea fantasía o ciencia ficción, claro está. Es que Ford crea un universo que se rige por sus propias reglas: una paleta de colores absurdamente bella, canciones jocosas en situaciones disparatadas, tradiciones ridículas pero revestidas de cierta nobleza y un territorio finamente esculpido donde van y vienen un montón de personajes que pendulan entre lo entrañable y lo exasperante.
Hay en el registro narrativo cierta complicidad con el espectador pero hasta ahí nomas. Solo hay una escena, rodada de forma casi abstracta, del pasado de Sean y en ese punto se nos da a nosotros una información fundamental para entender la lógica del protagonista. Pero ese es otro mundo, otra realidad. ¿Y si el sueño del exilio es solo eso, un sueño? Aventurar una interpretación de este tipo tal vez sea estúpido tratándose de Ford pero valga la metáfora para reafirmar la entidad onírica de Innisfree.
En ese sentido "The Quiet Man" es un paréntesis. (Un pedazo de) la historia de un hombre sin destino que busca forjarse uno hurgando en sus raíces.
(Continuo en zona spoiler aunque sin revelar nada importante, apenas algún detalle que no hace al argumento en si mismo.)
SPOILER ALERT: The rest of this review may contain important storyline details.
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Spoiler:
Detallando y descomponiendo grosso modo: La "historia de amor" es torpe pero saca a la luz todas las grandes “problemáticas” de la película: Mary Kate poniendo de relieve su sentido de la propiedad y la tradición*, Sean tratando de encajar en una realidad que creía suya y que finalmente no lo es tanto y, finalmente "Big", como último eslabón de la miseria humana aunque sin ser del todo expulsado; valga un final que redime entre brindis y comida. Y es que no, no hay realmente un villano en “The Quiet Man”. Solo un contrapunto que, visto de cerca, recae más sobre el personaje de John Wayne que sobre el de Victor McLaglen
Lo que tiene de comedia se manifiesta en un sentido casi satírico aunque desde ya no es una película preocupada por ironizar sobre nada. Y es que Ford quiere a sus personajes. Los quiere tal y como son: exagerados, abruptos y arraigados. Frente a un cine moderno -hablo en general, claro está- más preocupado en juzgar a sus personajes que en quererlos y comprenderlos, tal vez se nos hace difícil asumir la relación que Ford tenía con su cine. Sobre todo frente a un ejemplo autoral como "The Quiet Man", que bebe de diversos géneros y no se debe a ninguno.
Alguien dijo que en el fondo todas las películas de Ford son westerns. No hay que pensar demasiado para encontrar aquí la columna vertebral del género que hizo grande (a) John Ford. El boxeador que ha colgado los guantes y huye en busca de tranquilidad no es muy distinto del pistolero que personifica Gregory Peck en la película de Henry King. La diferencia, claro está, radica en la amargura y desazón de la segunda frente a la alegría –casi que sin sustent, cosa que me encanta- de la primera. Y es que "The Quiet Man", así como es; extraña, insólita e incluso amoral, no deja de ser una película celebratoria. Un cuento de hadas de borrachos y ludópatas que se despiden de la cámara con una sonrisa.
*Pese a que la película ha sido tachada incontables veces de machista y/o misógina –no es mi intención decidir si lo es o no, aunque como mínimo es incomodo ver a John Wayne arrastrar a la muchacha con el gentío detrás- el personaje de O’Hara es el de una mujer fuerte que, dentro del contexto en el que vive, se hace cargo de su vida. No es, desde ya, una mujer rompedora y dispuesta a cambiar radicalmente su vida pero, en realidad, ningún personaje de la cinta lo es.
Lo que tiene de comedia se manifiesta en un sentido casi satírico aunque desde ya no es una película preocupada por ironizar sobre nada. Y es que Ford quiere a sus personajes. Los quiere tal y como son: exagerados, abruptos y arraigados. Frente a un cine moderno -hablo en general, claro está- más preocupado en juzgar a sus personajes que en quererlos y comprenderlos, tal vez se nos hace difícil asumir la relación que Ford tenía con su cine. Sobre todo frente a un ejemplo autoral como "The Quiet Man", que bebe de diversos géneros y no se debe a ninguno.
Alguien dijo que en el fondo todas las películas de Ford son westerns. No hay que pensar demasiado para encontrar aquí la columna vertebral del género que hizo grande (a) John Ford. El boxeador que ha colgado los guantes y huye en busca de tranquilidad no es muy distinto del pistolero que personifica Gregory Peck en la película de Henry King. La diferencia, claro está, radica en la amargura y desazón de la segunda frente a la alegría –casi que sin sustent, cosa que me encanta- de la primera. Y es que "The Quiet Man", así como es; extraña, insólita e incluso amoral, no deja de ser una película celebratoria. Un cuento de hadas de borrachos y ludópatas que se despiden de la cámara con una sonrisa.
*Pese a que la película ha sido tachada incontables veces de machista y/o misógina –no es mi intención decidir si lo es o no, aunque como mínimo es incomodo ver a John Wayne arrastrar a la muchacha con el gentío detrás- el personaje de O’Hara es el de una mujer fuerte que, dentro del contexto en el que vive, se hace cargo de su vida. No es, desde ya, una mujer rompedora y dispuesta a cambiar radicalmente su vida pero, en realidad, ningún personaje de la cinta lo es.