El cine se apuntala por grandes películas y esta es una de ellas. En la pantalla confluyen todos los elementos necesarios para ello, una sensacional dirección de Ridley Scott mostrándonos los planos precisos y sugerentes del mundo de los gladiadores para despertar nuestra atención, un guion sólido en el que entremezclan todas las pasiones humanas buenas y malas que percibimos con emoción, una multitud de extras y de lugares y decorados que hacen real lo virtual y una excelente labor interpretativa de Russell Crowe y de Joaquín Phoenix que representan los brazos de la balanza de la vida, el bien y el mal.

Excelente producción cinematográfica que consigue mantenernos aislados de nuestra realidad cotidiana durante más de dos horas y media.